Hasta el último momento de su vida acompañó ‘Nucita‘ a su dueño, Hernán Sojo, quien era vecino de Cachí, en la provincia de Paraíso de Cartago (Costa Rica).
El hombre de 66 años murió el pasado martes 27 de junio del 2023 a causa de una enfermedad terminal y su fiel mascota, una gatita de nombre Nucita, se quedó junto a su ataúd durante todo el velorio, de acuerdo con el periódico costarricense ‘La Teja’.
En las imágenes, que fueron compartidas por los familiares del sujeto fallecido, se logra observar a la mascota encima del féretro y tratando de mirar al interior de la caja a través de un pequeño vidrio.
“Se la pasa cerca del altar como si supiera que ahí está la foto y que le vamos a rezar, estamos preocupados por aquello que no quiera comer; pero sí, esta tranquila, solo quiere acostarse en medio del altar”, contó Jennifer Sojo, la hija de Hernán, al medio citado anteriormente.
Relación dueño-mascota
Según el relato de Jennifer, su padre y Nucita se hicieron inseparables desde el momento en que el animal nació, hace doce años en la habitación de Hernán. Por años, el hombre cuidó de la gatita y la trató como una integrante más de su familia.
El fuerte lazo que los unía no se rompió ni siquiera después de que Sojo comenzara a sufrir los efectos de su enfermedad. Nucita se mantuvo a su lado en medio del proceso e, incluso, permaneció junto a él después de su muerte, hace unos días atrás.
“Él la trataba como una bebé, se preocupaba aunque no estuviera en la casa, siempre estaba al pendiente de ella, dormían juntos y aún en medio de su enfermedad estaban muy unidos”, detalló Jennifer en diálogo con ‘La Teja’.
Hernán fue internado
La mujer contó que, en una oportunidad que Hernán estuvo internado en el hospital, Nucita sincronizaba sus hábitos alimenticios con los de su dueño. Si él comía, ella lo hacía también. Ante los regaños del resto de la familia era, al parecer, inmune, puesto que siempre tenía a su amo para defenderla.
“Hace tres meses, cuando mi papá estuvo en el hospital, ella estuvo muy deprimida, apenas lo pudimos traer a la casa, ella estuvo siempre cerca de él y eso lo hacía muy feliz, si él comía ella también tenía que comer y no podíamos regañar a la gata porque se molestaba”, añadió la hija del sujeto fallecido.
La gatita no solo era una gran acompañante para Hernán, sino también una fuente de vitalidad, alegría y amor incondicional. De allí que Jennifer decidiera llevarla al velorio para darle el adiós a su dueño.
Lo que sorprendió tanto a la familia como a los asistentes es que el animal estuvo toda la noche cerca al cuerpo y en la madrugada se posó encima del ataúd, en un gesto que conmovió a las personas que llegaban a despedir a Hernán.
Alejandra Badilla, prima del hombre fallecido, hizo una reflexión en sus redes sociales: “Ella es Nucita, la gatita de mi primo Hernán Sojo. Ahí está para los que dicen que los animales no sienten, no piensan. Esto me partió el alma, ella solo quiere estar con su dueño, quien la amó y cuidó”.