El macabro hallazgo de un hombre con la cabeza desprendida y ubicada encima de su estómago estremece a la provincia de Santa Elena. El hecho se produjo la mañana del 11 de octubre en un lugar poco transitado del cantón La Libertad: en una vía de tercer orden en las afueras de la localidad, área que conduce hacia la represa Velasco Ibarra y en donde están ubicados los tubos que transportan petróleo.
El cadáver fue abandonado al pie de una de las tuberías con varios panfletos a su alrededor. Estos documentos tenían la foto de un anfibio con el símbolo de prohibición. Los investigadores deducen que el mensaje dejado por los asesinos sería de: “muerte a los sapos”.
La víctima, identificada como Rubén Loor, de 30 años, habría sido golpeada brutalmente, pues presentaba huellas de violencia en todo el cuerpo; incluso su rostro lucía desfigurado por los ‘quiños’. Fue reconocido por sus familiares gracias a su tatuaje. Sus allegados manifestaron que el hombre residía en el barrio Nueva Esperanza, del mismo cantón en el que fue asesinado. Se dedicaba a la albañilería.
Personas dedicadas a las actividades agrícolas que tienen plantaciones en el área fueron las que se percataron del cuerpo desmembrado. Los testigos aseguraron que este crimen, cometido con saña, no habría ocurrido en el lugar, sino que los victimarios fueron solo a ‘botar’ allí el cadáver.
En la investigación del lugar tampoco se encontraron huellas de arrastre, ni máculas de sangre que, por la forma en la que se terminó con la vida de aquel hombre, sí debió quedar esparcida en donde haya sido ejecutado.
En el sitio del hallazgo los peritos buscaron otros indicios que ayuden a encontrar a los causantes de este atroz crimen. Sin embargo, por la distancia desde una zona poblada, no existen cámaras de vigilancia que ayuden con la investigación. Por esto, las pocas evidencias halladas pasaron a la cadena de custodia de este caso.
En la revisión del cuerpo los agentes encontraron un tatuaje en la espalda con la imagen de Cristo y la palabra ‘Jesús’. La figura se difundió en redes sociales para localizar a los familiares del fallecido.
Aunque en esta jurisdicción no existen reportes de personas desaparecidas, los peritos indagaron en los archivos de la Fiscalía algún detalle adicional que permita esclarecer el caso.
Miedo en la península
Este nuevo crimen se suma a las 65 muertes que van en el 2022 y que están relacionadas a la guerra de territorio por el microtráfico de drogas en la Península.
“Dios mío, ¿por qué tanta maldad? ¿Cuándo perdimos a la población tranquila que antes éramos? No es justo que unos pocos malandros creen zozobra en nuestra región. Por favor hagan algo urgente, no permitan que el crimen se apodere de nuestra provincia”, reclamó el activista social Víctor López.
Similar pedido hizo el educador Hugo Rodríguez. “¿Dónde está la Secretaría de Inteligencia que el anterior ministro del Interior dijo que se iba a crear acá en la Península?, es cierto que anda el Ejército en algunas calles, pero eso no es suficiente porque los delitos siguen. Es urgente que se haga algo real por la seguridad”, pidió el docente.
Otros crímenes perversos
El horrendo caso se suma a otros hechos cometidos con saña, como el de Rosa Belén Pozo, que el 29 de julio sus asesinos la arrollaron con un vehículo, le dispararon a quemarropa y luego le prendieron fuego.
El 21 de junio, en las afueras de la ciudad de Santa Elena se encontró también a un hombre que fue calcinado, a este también le dejaron un rótulo que decía ‘por faltón’. (JL)