Todos los opositores bolivianos se unieron para desconocer el triunfo de Evo Morales en Bolivia y pedir una segunda vuelta electoral poco después de que el mandatario declarara su triunfo en los comicios del domingo pasado. También adelantó la celebración con sus seguidores antes de que concluyera el polémico cómputo final, que ha desatado protestas y quejas de la oposición, que ha alegado un posible fraude por parte del gobierno.
Los líderes opositores habían permanecido desunidos en la campaña, pero el jueves se reunieron y emitieron una declaración para “exigir la convocatoria inmediata a segunda vuelta electoral, administrada de forma imparcial”. Además convocaron a la “ciudadanía y a organizaciones sociales a mantenerse movilizada pacíficamente hasta lograr el respeto de la voluntad popular”.
Carlos Mesa, expresidente y candidato, quien obtuvo el segundo lugar al frente de su alianza de centro Comunidad Ciudadana (CC), leyó el comunicado flanqueado por lideres de otros partidos opositores que participaron en los comicios del domingo.
Hasta ahora, la autoridad electoral no ha declarado a ningún ganador ni la conclusión del conteo.
Al completarse un 99,16% el cómputo, Morales aparecía a la cabeza los comicios con el 46,96% de los votos, una ventaja de poco más de diez puntos sobre su rival, el expresidente Carlos Mesa. De confirmarse la tendencia, el mandatario evitaría ir a una segunda vuelta.
La ley boliviana indica que para ganar en primera vuelta un candidato debe obtener 50% más uno de los votos o lograr 40% y tener una diferencia de al menos diez puntos porcentuales sobre el segundo postulante más votado.
“Ya ganamos en la primera vuelta… y ganamos con el voto rural”, dijo el mandatario en rueda de prensa poco después que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) divulgara últimos resultados que podrían favorecerlo de manera definitiva en su sitio en internet.
Más tarde celebró ante miles de sus partidarios, la mayoría cocaleros.
Después de ser un pastor de llamas, y antes de saltar a la política, Morales fue un líder de ese gremio.
“Nunca me abandonaron, por eso hemos ganado otra vez”, dijo en la ciudad de Cochabamba, al centro del país.
“Estamos en el inicio de una crisis que afectará la estabilidad social, política y económica, que de prolongarse podría asfixiar al país”, dijo a The Associated Press Jorge Dulón, analista político de la Universidad Católica en La Paz.
Las protestas estallaron el lunes tras la interrupción por más de 20 horas de la transmisión de conteos rápidos del Tribunal Supremo Electoral. El domingo, horas después del cierre de votación, los datos preliminares proyectaban una segunda vuelta. Mesa la dio por hecho, pero Morales se declaró ganador sin aludir a la posibilidad del balotaje.
El lunes, sin embargo, la proyección de los conteos cambió y hacía ver que Morales se encaminaba a ganar en primera vuelta.
La Misión de Observadores de la OEA manifestó su preocupación por el cambio en la tendencia. La Unión Europea, ONU y países como estados Unidos, Brasil, Colombia y Argentina se hicieron eco.
Morales insinuó que la Misión de Observadores de la OEA, sería parte de un supuesto golpe de Estado que él denunció en la víspera en contra de los opositores que lo acusan de montar un fraude.
La OEA ha sugerido una segunda vuelta ante los resultados ajustados y tras las irregularidades en la transmisión de los conteos rápidos y en la cadena de custodia para el traslado de papeletas de votación.
El gobierno ha pedido a ese organismo auditar el proceso con apego a la Constitución, según dijo el gobernante.
En medio del lento conteo de votos, el jueves renunció un juez electoral regional. Antes dimió el vicepresidente del TSE, Antonio Costas, por discrepancias internas.
Dulón, el analista, recordó que ese organismo venía “muy cuestionado por su relación cercana con el gobierno”. Sus siete miembros fueron elegidos por la Asamblea Legislativa, dominada por el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS).
Desde el estallido de las protestas, grupos opositores han quemado oficinas del TSE en tres ciudades y mantiene marchas callejeras desde el lunes.
Santa Cruz, la región más poblada en el oriente y bastión opositor, cumple dos días de paro convocado por organizaciones sociales. La protesta derivó en choques entre seguidores y opositores del mandatario.
En el poder casi 14, años, Morales de 59 años, condujo al país por la estabilidad económica y política gracias a una recha de buenos precios de las materias primas hasta 2014, pero escándalos de corrupción y su afán de reelegirse pasando por alto un referendo que rechazó esa posibilidad, mermaron su popularidad.
“Tal vez haya desgaste, eso lo reconozco”, dijo.