A Barcelona se le hizo costumbre ver cómo los equipos visitantes se llevan puntos del Monumental. Esta vez fue Universidad Católica, que este domingo sacó un empate 1-1 y dejó a los toreros observando, cada vez más lejos, la posibilidad de quedarse con el boleto directo a la fase de grupos de la Copa Libertadores 2026.
Los amarillos llegaron a 64 puntos y ahora dependen de sus dos últimos duelos: Orense en casa por la fecha 9 y el cierre ante Independiente del Valle. El techo de Barcelona es de 70 unidades, siempre y cuando gane ambos compromisos.
Del otro lado, la lucha por el segundo lugar tiene a Liga de Quito con 65 puntos, pero con un calendario más largo: debe enfrentarse a Libertad, Católica y al diferido ante el campeón Independiente del Valle, programado para el 10 de diciembre. Su máximo posible es de 74 unidades e incluso podría darse el lujo de perder un partido y aun así quedarse con el cupo directo a la Libertadores.
Barcelona está ‘jodido’, porque no ser segundo en LigaPro de entrada en el 2026, pierde tres millones de dólares por estar en fase de grupos de Libertadores.
¿Qué pasó en el Monumental?
Barcelona tuvo un primer tiempo extraño. Apenas iniciado el encuentro, Janner Corozo —tras una gran jugada de Joao Rojas— quedó solo frente al arquero Johan Lara, pero increíblemente mandó la pelota fuera. A los 9 minutos llegó el desahogo: una nueva acción de Rojas terminó en un centro que Joaquín Valiente rozó con lo justo para poner el 1-0.
Los pocos hinchas amarillos presentes en el Monumental celebraban un arranque prometedor. Parecía el inicio de una victoria cómoda. Sin embargo, esa sensación duró poco.
El gol que cambió todo
A los 33 minutos ocurrió una jugada insólita en la defensa amarilla. Jerónimo Cacciabue lanzó un balón desde antes de la mitad de la cancha, un envío largo que parecía controlable. Pero Bryan Carabalí, en lugar de rechazar, bajó la pelota hacia los pies de Byron Palacios. El delantero no conectó bien, pero la fortuna estuvo de su lado: el remate venció al golero José Contreras, que regresaba a la titularidad.
Una mezcla de desconcentración y mala suerte que terminó en el 1-1 definitivo y en un nuevo tropiezo torero en casa.
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