Gloria Asunción es una mujer robusta, morena, con un rostro enigmático. Los 65 años de edad que está por cumplir no se notan en su curtida piel, huellas de los años de trabajo como una mujer de campo, quien tuvo que dejar los cuidados de belleza para trabajar y sacar adelante a sus cinco hijos tras haber quedado viuda.
Gloria Palacios recuerda que cuando vivía en el sitio La Tablada de la parroquia San Plácido su padre murió. Tenía entonces 17 años. Junto a su madre ayudó a labrar la tierra para sobrevivir con sus tres hermanos.
A los 22 años, el amor tocó a su puerta. Zenón Vélez la conquistó. Lograron comprar una propiedad de dos hectaréas y construir una vivienda de madera y caña guadúa en el sitio Piedra Fina 2, de la parroquia San Sebastián, cantón Pichincha, límite con el cantón Santa Ana.
Llevaban 14 años de unión, Gloria estaba esperando su quinto hijo. Todo iba bien, la casa sencilla pero bonita, los animales, su finca bien cuidada, el progreso de la familia.
Sin embargo, un trágico accidente le cambiaría el rumbo a esta mujer y a su familia. Zenón retornaba a casa en su caballo cuando cayó y perdió la vida. Con el dolor en el alma, con cuatro hijos y uno por nacer, no sabía qué hacer.
Algunos familiares se ofrecieron para hacerse cargo de los menores, ella se negó. Sabía que venían tiempos aún más duros, pero no quería que sus vástagos se separaran.
Tuvo que hacerse la fuerte y asumir la jefatura del hogar. Limpiar el café, la finca, sembrar arroz, plátanos, coger las naranjas; y además cuidar a sus hijos. Tuvo que multiplicarse para cumplir con su rol de madre y de mujer trabajadora.
Fue pasando el tiempo. A los tres años, Gloria se comprometió con otra persona . Fruto de esa nueva relación tuvo a su sexto hijo: una niña. Un día nuevamente las malas noticias llegaron. Aquel amor también se adelantó, un infarto le arrebataba la vida y con ello también las ilusiones que habían florecido en el corazón de esta manabita. Los cincos años vividos con esta persona quedaron en los recuerdos.
Desconsolada siguió su camino. Continuó trabajando y apoyando a sus hijos, quienes también decidían seguir su propio plan de vida.
Con menos carga, pero con el peso de los años y la nostalgia encima, Gloria fue perdiendo la sonrisa. La soledad se hacía más fuerte hasta que el destino le mostró nuevamente el amor. Por tercera vez compartía su vida con un nuevo amor. Sin imaginar que aquella alegría sólo le duraría tres meses. Un derrame cerebral acabó con la vida de su amado. Nuevamente la vida le jugaba una mala pasada.
Han pasado 15 años desde aquel entonces. Gloria sigue viviendo en el lugar de siempre. Su casa muestra el paso del tiempo. Los hijos la hicieron abuela y ella ha cerrado su corazón al amor de un hombre. De vez en cuando los recuerdos fluyen forjados por las circunstancias, por una caída de sol, por los árboles que fueron testigos de aquellos tiempos de mocedad, de ilusiones perdidas.
Punto de vista profesional
La psicóloga Mariana Bermúdez comenta que no hay una cuantificación del dolor en nuestras vidas y no se puede decir que una persona puede pasar por un sólo tipo de dolor, porque la vida es un misterio y siempre va a traer situaciones inesperadas.
Señaló que en contextos como éste, se necesita ayuda para sobrellevar el dolor, para revisar cómo ha sido el proceso de la pérdida y como a partir de ahora le tiene que dar un resignificado a eso.
“A veces la gente se queda con el tema de la mala suerte, con el destino y yo creo que nosotros somos protagonistas.
No podemos hacer nada por lo que quedó atrás, pero siempre es posible manejar y tejer lo que está pasando en el presente que es lo que se va a convertir en nuestro futuro”, manifestó.
La profesional agregó que cuando se han pasado por situaciones muy dolorosas es bueno buscar ayuda psicológica para poder darle un giro a la situación.
Según los resultados del censo del 2010, hasta ese año en Manabí existían 40.659 personas viudas en esta provincia. El 1,9 por ciento de ese porcentaje correspondía a hombres y el 6,1 por ciento a mujeres. Gloria es parte de esta fría estadística.