Hollywood acepta a Netflix aunque detractores critican decisión

Netflix recibió por fin su primera verdadera muestra de legitimidad en Hollywood con «Roma», nominada al Óscar a la mejor película, pero la plataforma todavía está lejos de ser unánimemente aceptada por un sector que sigue defendiendo la industria tradicional.

Además de las 15 nominaciones a los Óscar de películas producidas por Netflix, la compañía se convirtió oficialmente el martes en miembro de la poderosa asociación estadounidense del cine (MPAA), una importante señal de su aceptación en el medio.

Bien recibida en los festivales de Toronto y de Venecia, donde «Roma» recibió el León de Oro, Netflix ya no es indeseable en Hollywood, aunque la alfombra roja todavía no se ha extendido bajo sus pies.

 Cuando el martes se anunciaron las nominaciones a los Óscar, las cadenas de cine AMC y Regal, que son, con diferencia, las principales del mercado, hicieron saber que no difundirán «Roma» en el marco de su tradicional programa especial sobre los Óscar.

AMC explicó que, al no haber podido difundir el filme cuando salió porque Netflix no le acordó los derechos, había decidido no hacerlo tampoco ahora.

Entretanto, «Roma» ha sido proyectada en 900 salas de todo el mundo, más que ningún otro filme producido por Netflix, aunque el grupo todavía no ha comunicado los ingresos de taquilla. «A la gente le gustan las películas… en su casa y en el cine», dijo la plataforma en una carta a los inversores que se publicó el jueves.

Y la compañía ha hecho mucho más que asegurar a «Roma» un estreno en sala para plegarse a las exigencias de la industria, y ha lanzado una agresiva campaña de marketing a golpe de eventos, carteles e incluso anuncios en las cadenas tradicionales, según el sitio Fast Company.

Hace tiempo que la plataforma no pone límites a su producción de series y cada día que pasa consolida más su posicionamiento como terreno de juego de cineastas exigentes como Cuarón, Scorsese, Soderbergh o los hermanos Coen e incluso, más recientemente, como destino lícito de las estrellas de Hollywood.

En este contexto, según los resultados anuales anunciados por Netflix, junto a los que publicó cifras de audiencia más exhaustivas, el filme «Bird Box», protagonizado por la oscarizada actriz Sandra Bullock, fue visto por 80 millones de hogares, el 58% de sus abonados.

A pesar de que el ogro de letras rojas ha tenido que mostrar su patita blanca para ser aceptado por las instituciones del cine, lo ha hecho al precio de pequeños ajustes que en realidad no han modificado en nada su modelo económico.

En este sentido, por ejemplo, solo esperó tres semanas después de su estreno en salas para emitir «Roma» en su plataforma, mucho menos de los 90 días que las salas estadounidenses imponen hoy a sus estudios.

En el seno de la propia Academia estadounidense de las Artes y Ciencias del Cine, que entrega los Óscar, «queda un contingente (de miembros) que considera que un voto para ‘Roma’ es un voto para Netflix», recalca Nicole Laporte, del sitio especializado Fast Company.

«En otras palabra, un voto para una empresa cuyo modelo de streaming está destruyendo la industria tradicional del cine», agrega.

«Ellos no quieren estar en la industria del cine, sino en la industria de la suscripción», afirma por su parte Aswath Damodaran, profesor de finanzas de la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York y autor de investigaciones sobre su modelo de negocio.

A excepción de Disney, que cuenta con algunas cartas maestras como Pixar, Star Wars o Marvel, «el resto de la industria del cine está siendo destruido», indica. «Netflix esta incrementando el precio de la producción, del contenido y sacando a otros del negocio».

Según los analistas, la plataforma podría gastar hasta 15.000 millones de dólares en producción en 2019, más que todos los grandes estudios de Hollywood juntos.

Aswath Damodaran dice estar «inquieto por su modelo económico, simplemente por el dinero que gastan en contenido». El futuro del grupo no está en peligro, precisa, pero los inversores podrían cansarse de ver una compañía crecer a ese ritmo sin generar tesorería.

«La pregunta que vengo haciéndome sobre ellos es: ¿Cómo bajar de la máquina en marcha?», dice. «Los suscriptores han sido prácticamente condicionados a esperar 100 películas y series nuevas cada año, no se cómo van a poder parar eso». (El Universo)

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