Una reportera inglesa decidió realizar un particular experimento en carne propia. Hannah Kane, escritora de MyLondon, puso a la venta sus calcetines apestosos en Facebook y se sorprendió cuando varios fetichistas le hicieron decenas de ofertas.
Kane ofreció los calcetines que usó durante todo un arduo día de trabajo y con los que había corrido cinco kilómetros, a través de la plataforma de venta de la red social. “Los calcetines, negros, extraños y uno con un agujero en el talón, estaban francamente apestosos”, describió la reportera. El precio: seis dólares (cinco libras esterlinas).
https://twitter.com/hannahkanee_/status/1149371708249399297
En unos cuantos minutos, la mujer recibió decenas de mensajes privados de hombres que querían comprar sus calcetines sucios y que, además, le solicitaron zapatos y ropa interior usada. Aunque la reportera se negó a estas solicitudes, decidió vender sus calcetines apestosos a un hombre que ofreció pagar $12.50 (10 libras) por dos pares y que además abrió una cuenta de Paypal exclusivamente para pagar por su gusto fetichista.
El hombre le explicó a Kane que tenía un fetichismo intenso por los pies y que, al ver las fotos de la reportera, no pudo resistir la tentación de querer oler los pies de una hermosa chica sexy. Además le pidió una entrega semanal de calcetines, pero Kane se negó.
Conocido como podofilia, el fetichismo por los pies es una afición que provoca la excitación sexual en algunas personas al ver, oler, besar, acariciar o lamer los pies de otra persona. Se trata de un gusto común, especialmente entre los hombres, y los expertos en salud sexual no lo consideran un problema, sino una práctica singular como muchas otras que ocurren entre las sábanas.