Todo trabajo que implique una intervención en la naturaleza genera un impacto. Eso concluyen algunas personas relacionadas con actividades ambientalistas en la provincia de Manabí.
Los trabajos en la cima del cerro de Montecristi, montaña que ya fue declarada como área reservada militar de defensa por parte del presidente Guillermo Lasso, son parte de la instalación de un radar que, según Alexandra Vela, ministra de Gobierno, ayudará a reducir el impacto de organizaciones relacionadas con el narcotráfico.
Varios manabitas han cuestionado este proceso, pero hay otros grupos que destacan la importancia de la ubicación de un radar que permita reconocer naves ligadas al narcotráfico. De hecho, en sectores aledaños se han localizado pistas clandestinas para aterrizaje de avionetas que llevan droga y también han caído aeronaves en vuelos ilegales.
En abril del 2019, una avioneta presuntamente ligada al narcotráfico aterrizó y despegó desde los terrenos donde se pensó construir una refinería en El Aromo; se produjo la detención de varias personas y la retención de una importante cantidad de dinero.
Los trabajos que se realizan en el cerro de Montecristi se ejecutan en un área denominada como bosque protector, señaló Leonardo Hidalgo, exdirector del Departamento de Gestión Ambiental de la Prefectura de Manabí. Sostuvo que eso no impide que se puedan realizar proyectos, según el propio Código Orgánico Ambiental.
Indicó que estas labores se pueden remediar teniendo en cuenta el antecedente de los trabajos efectuados en el terreno donde se pretendía construir la refinería del Pacífico en El Aromo en Manta, donde, agregó, se deforestaron centenares de hectáreas de flora y no huno ninguna compensación ambiental en ese sentido.
“Este tema que va más allá de un tema de afectación, porque eso se puede remediar en otros sectores, lastimosamente no se dio en su momento que la ciudadanía pidiera aportes como, por ejemplo, que se construya el radar, construir un sendero, o a reforestar otro sector… Hablar de temas de afectación, que el cerro se va a destruir, eso no va a ocurrir, el cerro de Montecristi es un cerro que se mueve de acuerdo con la estación a nivel de los años, en épocas secas, en épocas húmedas, también hay florecimiento de otras especies”, expuso Hidalgo.
Lo que sí cree que faltó es un proceso de socialización con las comunidades.
“Hay que tener en cuenta que dentro del área de influencia del cerro Montecristi existen concesiones mineras, existen industrias, existen viviendas, la Asamblea (que ocupó) mucho más de dos hectáreas en donde también se hizo trabajo de desbroce y no hubo ninguna oposición por ninguna parte de la comunidad. El colocar un radar no significa que se va a destruir todo el cerro, es un área mínima comparada con los otros lugares que ya se han intervenido”, declaró el funcionario.
En eso coincidió el biólogo Ronald Zambrano, quien indicó que va a afectar, por ejemplo, en la geolocalización de especies como aves y abejas, que les generará una desorientación la ubicación de un radar, pero que el impacto será mínimo en relación con lo que se hizo en El Aromo con el terreno que iba a servir para construir una refinería de crudo pesado.
“Hay pruebas contundentes de cómo mataron la flora y fauna, eso sí fue un desastre ambiental, la refinería, eso es algo sin precedentes, son 2.000 hectáreas de bosques secos”, señaló Zambrano.
El ambientalista Daniel López sostuvo que en todo proceso de trabajos en el medio ambiente hay impactos mínimos o grandes, pero los hay como sucedió con trabajos en la zona de Pacoche (terreno para fallida refinería) o en el Yasuní.
“En el caso de Montecristi se debería aplicar viendo el plan de manejo ambiental que dio la firma de este proceso, porque deberíamos conocer ese proceso y no se dio, no se socializó, y cuando no hay esa socialización significa que hay un procedimiento negativo en ese sentido”, mencionó López. (El Universo)