“En veinte minutos llego…”, fue la última frase que Petita Bermello escuchó de su hijo Howard Adrián Ibarra, la noche del jueves 23 de diciembre, cuando este ya estaba por dirigirse a casa, luego de un ‘peloteo’ entre amigos, en el cantón Durán, en Guayas.
Su destino era Guayaquil, pero a su vivienda nunca arribó, recordó su madre, quien esa noche le había dejado listo un plato de comida, como solía hacerlo.
A la mañana siguiente, en cambio, le dejó listo el desayuno en la mesa, por si llegaba, pero sus esperanzas comenzaron a desvanecerse cuando no tuvo más respuestas a sus llamadas y mensajes.
Nicolás Ibarra, el padre de la víctima, rememoró que ese día él también busco la manera de comunicarse con Howard Adrián, porque además era quien lo transportaba de un sitio a otro, para ejercer sus labores como odontólogo, pero tampoco lo ubicó.
El progenitor mencionó que su hijo no tenía antecedentes penales y que tampoco era una persona problemática, sino todo lo contrario: “era muy amiguero”.
Para los familiares, el joven habría sido interceptado por delincuentes, para robarle el vehículo en el que se movilizaba, un Chevrolet Sail, color rojo, pero a los pillos no les habría bastado con eso, porque también lo atacaron.
La tarde del domingo 26 de diciembre, el joven, quien el 13 del mismo mes cumplió 29 años, fue hallado sin vida en el estero Salado, frente a un pequeño muelle de cangrejeros de las calles 50 y Rosendo Avilés, del suburbio porteño.
El cuerpo fue encontrado por un canoero, quien asustado habría llegado al sitio para alertar del suceso.
El cadáver tenía las manos sobre la espalda, atadas, mientras que su boca y la parte superior del cráneo estaban cubiertas con cinta.
En el sitio del suceso, los peritos no pudieron determinar cuál fue la causa de muerte del joven, porque sus restos estaban en avanzado estado de descomposición. Para esclarecer esas dudas, el cuerpo fue llevado al Laboratorio de Criminalística.
Hasta la mañana siguiente, los allegados aún esperaban que se realizara el examen al cuerpo, para poder retirarlo y velarlo.
El carro del perjudicado, en cambio, fue llevado al canchón de la Policía Judicial, pues fue hallado desmantelado en las calles 49 y Francisco Segura.
Su último ‘cumple’
Nicolás Ibarra contó que el día del cumpleaños de Howard, salieron a un restaurante de la ciudadela Garzota, del norte porteño, para almorzar junto a la hija de la víctima, quien tiene 11 años y ayer aún no sabía lo ocurrido con su padre.
Los familiares del joven fallecido anhelan que se revisen cámaras de seguridad y se tomen versiones a las últimas personas que compartieron con Howard, para dar con los criminales que acabaron con su vida.