El pasado 05 de noviembre, Josselyn Cevallos Vera pidió, a través de Facebook, ayuda a sus amigos en esa red social para una pareja de ancianos que tiene un negocio de venta de fritada en Portoviejo, Manabí.
En el post, Cevallos contó que «doña Aura y don Vicente» del «puestito» Fritadas El Dolarazo, ubicado en la calle Los Nardos frente al ECU 911, venden este plato a un dólar todas las noches para poder sustentarse, pero que las ventas se desplomaron por la pandemia y no cuentan con apoyo para solventar todos sus gastos.
«Ellos se movilizan en una motocicleta y sabemos el riesgo que corren al movilizarse todas las noches tan tarde por la ciudad (viven en la vía a Manta antes del peaje), quienes son de Portoviejo, saben lo lejos que está y lo peligroso que es conducir», describió.
La situación era más compleja para los ancianos ya que, según Cevallos, no vendían «más que 2 o 3 fritadas cada noche (a veces solo llegan con sus manos vacías a casa y suelen esperar hasta la madrugada para vender al menos una). Ellos tienen muchas deudas y, como les mencioné, no cuentan con apoyo, por lo que cada día se esmeran en abrir su localcito y preparar todo lo que saben, con la esperanza de que puedan llegar clientes y se conozca su negocio».
Pidió a sus amigos de Facebook que vayan a local para comprar la fritada de doña Aura. La respuesta al llamado fue abrumadora, incluso su post fue compartido por más de 40 mil usuarios.
Al siguiente día, Cevallos publicó en su perfil: «Hoy doña Aura y don Vicente cerraron su negocio más temprano de lo habitual porque vendieron todo. No se imaginan lo emocionados que estaban ellos, que estábamos todos. Dios ha puesto en cada corazón, la intención de ir y apoyarles a ellos, y estamos muy muy agradecidos por eso. Doña Aurita está muy conmovida, porque como me dijo ella con sus palabras: ‘hoy vendimos todo lo que por lo general nos dura hasta una semana’”.
Varios medios de comunicación locales se hicieron eco de la historia. Durante estos días «la fritada de los abuelitos», como se conoce al local en redes sociales, ha estado lleno de clientes.
«Estoy muy agradecida porque casi no vendía. Antes me iba a la casa y solo vendía cinco dólares. Yo tengo deudas con cuatro bancos porque antes de esta enfermedad (pandemia) arreglé mi casa. Gracias a Dios ahora se está vendiendo. Ahora me dicen que me vieron en Facebook. Han venido de Manta, Montecristi. Nunca había vendido así«, señaló doña Aura.
Uno de los comensales, que acudió al local al conocer la historia en Facebook, indicó que «este es un ejemplo del buen manejo de las redes sociales, para esto deben servir». (El Universo)