El ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, considera que la situación del coronavirus en Ecuador es «crítica» pero está «contenida», pese a la alta demanda hospitalaria en distintas zonas, especialmente en Quito, la ciudad que acumula la mayor cantidad de contagios confirmados en el país.
«Es una situación crítica, pero considero que también está contenida», dijo el ministro en entrevista con Efe al asegurar que hay «una demanda muy grande de camas» en los hospitales no sólo en la provincia de Pichincha -cuya capital es Quito- sino en otras ciudades como Santo Domingo de los Colorados, Ambato y Cuenca.
Pese a ello, aseveró que «todo paciente está siendo atendido» y consideró que «la demanda de las camas de los últimos cuatro días comienza a bajar».
Asimismo, dijo tener evidencia de que el ritmo de contagios «comienza a bajar» en Quito, la ciudad con más positivos confirmados hasta el domingo: 13.474, es decir 1.470 más que Guayaquil, el epicentro del COVID-19 en marzo y abril pasados.
Apuntó que a nivel nacional, el 56 % de las 2.069 camas en hospitales del sistema público, destinadas exclusivamente para atender a pacientes con la COVID-19, están ocupadas, al igual que el 84 % de las de 507 de cuidados intensivos.
El funcionario avanzó que en Quito están ocupadas 134 de las 135 camas existentes en cuidados intensivos y recalcó que a nivel nacional el sistema de salud no está desbordado.
Aunque el 23 de julio Quito se convirtió en la ciudad más contagiada del país, el funcionario descartó tajantemente que en la urbe se pudiese repetir la situación vivida por Guayaquil en marzo y abril, cuando el colapso del sistema sanitario y funerario dejó ver escenas trágicas.
La concentración de casos en Guayaquil, «que se dio en un lapso demasiado estrecho, no se va a repetir», en opinión de Zevallos que destacó, además, que se ha capacitado a más médicos intensivistas y se ha desplegado una atención primaria de salud en barrios para contener el avance de la COVID-19 y no desbordar los hospitales.
Además, usando georefereciación en Quito se ha realizado una «sectorización inteligente» para ofrecer más atención a zonas mayormente castigadas por el coronavirus, que ha aumentado desde el inicio de la desescalada el pasado 3 de junio.
«El 60 % de la comunidad ecuatoriana es informal: no tiene seguro, no tiene trabajo. ¿Cómo se les puede seguir obligando a que estén encerrados, confinados?», se preguntó al defender el proceso paulatino de desescalada en Ecuador, habitado por más de 17 millones de personas.
Con alrededor de 250.000 muestras tomadas hasta el momento para la COVID-19, entre pruebas rápidas y PCR, se conoce que hay más de 86.000 contagiados en el país, donde han fallecido 5.750 personas por COVID-19, de acuerdo al Ministerio de Salud, que tiene en sus registros 3.508 decesos probables por coronavirus.
COMUNIDADES INDÍGENAS
Organizaciones indígenas señalaron el pasado viernes que la cifra de positivos por la COVID-19 entre las nacionalidades amazónicas de Ecuador ascendía a 1.915, mientras que los decesos confirmados eran 33 y los probables, 15.
Así se desprendía de una plataforma interactiva desarrollada por la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana, en colaboración con las ONG Amazon Watch, la Fundación ALDEA y el Instituto de Geografía de la Universidad San Francisco de Quito.
Este proyecto sigue diariamente los casos que se reportan en las comunidades Kichwa, Shuar, Waorani, Siekopai, Siona, Sapara, Shiwiar, Andwa y Achuar.
Amnistía Internacional (AI) pidió a principios de julio a Ecuador un plan de protección dirigido a los indígenas amazónicos frente a la expansión del coronavirus en sus comunidades.
Según Zevallos, al inicio el problema radicó en que algunos indígenas «se contaminaron y se aislaron, y no quisieron decir, y no permitieron que gente (del Ministerio) entre al principio».
«Eso se ha ido resolviendo, ellos vieron la necesidad (de apoyo), muchos de los pacientes fueron trasladados a casas de salud. Estamos trabajando con ellos», comentó al asegurar que hay coordinación con representantes de las nacionalidades y que se han «hecho pruebas masivas» en comunidades en Amazonía y de la Costa.
¿ALGUNA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL?
Zevallos defiende la gestión realizada para contener el avance de la enfermedad en el país, donde sólo su Ministerio prevé una inversión de 215,5 millones de dólares para esta emergencia.
Y ve con satisfacción que el suyo sea el primer país de la región en recibir 1.900 dosis de remdesivir, medicamento diseñado para afrontar el ébola, pero que está «funcionando por lo menos para acortar el tiempo de terapia intensiva».
Y como una luz al final del túnel, se refirió al trabajo que se hace a nivel mundial para conseguir la vacuna.
Detalló que de las 140 vacunas que se prueban al momento, unas 36 están en fase clínica, de las cuales, seis están en fase tres.
Por sus condiciones geográficas, por sus microclimas, por su diversidad de razas, entre otras razones, Ecuador ha ofrecido ser parte de las pruebas de dos vacunas, una desarrollada en Inglaterra y otra en Estados Unidos, comentó.