Fernando Zambrano instaló un taller improvisado en el corredor de su casa. Ahí, el manabita, de 40 años, se pone creativo y transforma el papel periódico recolectado durante todo el año, en vistosos monigotes de fin de año. Su vitrina es un pedazo de vereda de la avenida 108 y calle 119, del barrio El Paraíso de Manta. En un reducido espacio de la calle posan como para una batalla los superhéroes que desfilaron este año por los cines del país, figuras de la TV nacional y uno que otro personaje de dibujos animados. Entre ellos, con 2 metros de altura, resalta la figura de Roberto ‘La Tuka’ Ordóñez. El atacante de los cetáceos se ha transformado esta temporada en una celebridad. Sus goles, su carisma y corpulencia enamoraron a los hinchas mantenses. Por eso, no es extraño ver a puro guambrito en el complejo Los Geranios para pedirle un autógrafo o para sacarse una foto con el delantero. ‘La Tuka’ es el personaje del año. “Es uno de los monigotes más pedidos por los amantes del fútbol”, dice Zambrano, quien el año pasado elaboró años viejos de Jonatan Álvez y de Damián Díaz (ambos del Barcelona campeón 2016). Ahora le tocó el turno atacante guayaquileño de 33 años que conquistó a Manabí. Un muñeco de 2 metros de Ordóñez, con la camiseta titular del Delfín, puede costar USD 180. Solo hay de dos tamaños. El más pequeño, de un poco más de un metro, cuesta USD 40. Hinchas de Barcelona, Liga de Quito y hasta de Emelec han comprado el año viejo. En Manta todos apoyan al club de la ciudad. El diario quiteño ÚLTIMAS NOTICIAS aprovechó el fanatismo por el jugador cetáceo y le llevó al complejo Los Geranios un monigote al delantero. Con cara de sorprendido, recibió el presente. “Me dicen que en Guayaquil mi monigote se vende como pan caliente. He sido todo un boom”, dice sonriendo mientras firma autógrafos a tres guaguas que desesperados fueron a abrazar al goleador, que mañana jugará la gran final del Campeonato Nacional ante Emelec. A dos casas de Zambrano, Hernán Moreira también expone orgulloso su ‘Tuka’. Los modelos son distintos. Incluso asegura que el suyo se elaboró primero y que hasta ayer ya vendió tres a unos hinchas delfinistas. Su fuerte son las expresiones del rostro. Él se demoró en la creación del muñequito cerca de dos semanas. Incluso revisó fotografías de los periódicos para encontrar el gesto que puso en escena en su obra de arte. Según Ordóñez, verse representado en un año viejo es el mayor reconocimiento que le han hecho este año. Y eso que ya ganó el galardón a mejor delantero del 2017, entregador por la Agremiación de Futbolistas Ecuatorianos (AFE). “Este es el premio que me da la gente. En verdad este año ha sido increíble para mi carrera. Pude llegar a la Selección, estoy en una final de campeonato y el próximo año estaré en la Copa Libertadores. ¿Qué más puedo pedir?”, dice. Sus compañeros y los utileros hicieron bromas. Le decían que tenga cuidado. Que capaz en su casa lo confundían con el monigote y lo quemaban vivo. Es que Zambrano se esforzó en el muñeco que le entregó ÚLTIMAS. Tenía hasta felpa en la cabeza para simular el peinado.
Por Diario EL COMERCIO