La vainilla: Manabí apuesta por un nuevo cultivo, tan exótico como prometedor

En Manabí, una provincia que históricamente ha vivido del maíz, plátano, café y cacao, hoy se apuesta por un nuevo cultivo, tan exótico como prometedor: la vainilla de la variedad tahitensis.

Tras 380 días comenzó la floración en 27 parcelas experimentales, impulsadas por la Prefectura en 16 cantones. Es la señal de que la planta se adaptó al suelo y al clima manabita.

La fase es particular: la orquídea florece una sola vez y requiere supervisión continua.

“A las seie de la mañana ella abre, en donde nosotros tenemos que manipular la flor hasta las 12 del mediodía”, explica Jordan Bailón, técnico.

Esta labor está encomendada a mujeres de la zona. Con un palillo de bambú se levanta una pequeña membrana y se unen el estigma y las anteras, las partes reproductivas de la flor. En segundos queda asegurada la fecundación. Un movimiento tan rápido como delicado, del que depende que se formen las vainas, que tras ocho meses serán cosechadas.

Hasta ahora el cultivo se mantiene bajo sombra, con riego por goteo y alambres a metro y medio de altura para que el tallo crezca y se enrede.

Cada parcela experimental tiene 300 plantas en 300 metros cuadrados. En Ayacucho, cantón Santa Ana, el agricultor Juan Bowen las cultiva en un invernadero.

“Lo estamos trabajando de manera orgánica, nada de químicos, es una planta bien resistente y tiene una fragancia en la cual ella como que repele los insectos que es bien picante”, dice Juan Bowen, agricultor de Ayacucho.

En la comunidad Las Peñas, en Rocafuerte, en cambio, el cultivo crece bajo la sombra natural de palmeras de coco.

Esa capacidad de adaptarse a diferentes condiciones hace posible pensar en una producción masiva para el mercado exportador, con usos gastronómicos, medicinales y cosméticos.

“En 10 plantas de vainilla darían 1 kilo de vainilla mejorada, entonces ya lista para hacer comercializada, están unos USD 500 y USD 100 el kilo, menciona Jofree Cedeño, técnico.

Cada hectárea requiere una inversión de más de USD 80 mil. En el caso de Manabí, las 7 mil plantas sembradas se financian con USD 225 mil del proyecto ejecutado por la Prefectura, con apoyo del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP), que da asistencia técnica.

 

Así, en la ruralidad manabita, la paciencia se traduce en una orquídea. Un cultivo que guarda en su aroma una nueva promesa de prosperidad.

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