Un grupo de 86 familias de Tonsupa, en Atacames, no pasará otro invierno en medio del lodo. Ellos recibieron una casa ecológica tras el sismo de 5.7 grados que ocurrió el 19 de diciembre del 2016. Estos eventos ocurrieron ocho meses después del terremoto que azotó a Manabí.
Olga Cruz, del barrio Los Albergues, perdió por completo su casa de hormigón. Durante dos años vivió en una carpa junto a los escombros de su antigua vivienda. Allí puso plásticos para que viviera su hija.
Hace dos meses recibieron dos casas de bambú, construidas con aportes externos. Esas viviendas las levantaron voluntarios de la Fundación Raíz y su programa Caemba, que entrega casas de bambú a los damnificados.
Ana Alcívar tiene su casa ecológica en el barrio Bendición de Dios, donde vive con sus cuatro hijos. Durante 14 meses vivió en un albergue. En otra de esas viviendas de 3×3 m están Yuli Loor y sus dos hijos. “De no haber sido por la Fundación Raíz aún estuviéramos en carpas”, dice Loor, quien perdió toda su casa.
Michell Proaño contó que en el tiempo que vivieron en las carpas padecieron enfermedades en la piel por el calor y por el polvo. Ahora lo que necesitan es agua permanentemente, un sistema de alcantarillado y que se asfalten las vías. Ahí usan pozos sépticos.
Manuel Pallares, director de la Fundación Raíz, dijo que en tres años han construido 300 casas para los damnificados del terremoto de Manabí. 150 están en Tonsupa y Atacames; de esta última cantidad, 86 fueron para los afectados por los sismos de diciembre.
Pero esa ayuda no ha sido suficiente, porque hay más damnificados: 263 familias esperan una casa desde hace tres años. Los sellos con la alerta de uso restringido fueron pegados en las paredes frontales de casas afectadas por el sismo y que aún no han sido reparadas.
A lo largo de una cuadra del barrio Paz y Progreso, de Tonsupa, se observan los escombros de las casas y una cancha deteriorada. Allí se improvisó un albergue tras el temblor. Anuncios similares con la leyenda de “no habitable” se colocaron en otros 20 domicilios que tienen las paredes rotas.
En los patios hay carpas descoloridas. El escenario se repite en casi todo el barrio. Este 19 de diciembre se cumplirán tres años del sismo y las casas ofrecidas a las personas afectadas y damnificadas por el sismo no han llegado, pese a la insistencia de las familias.
El representante de la oficina del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) en Esmeraldas, Fausto Maldonado, indicó que las casas no se construyeron porque ese sismo fue un nuevo evento aislado del terremoto del 16 de abril del 2016.
Agregó que esas afectaciones estaban fuera del techo de los 45 455 bonos validados para atender las emergencias del terremoto.
Según Maldonado, debían hacerse 543 reparaciones y 263 nuevas viviendas por ese evento. Para eso se necesitaban USD 4 802 000, pero no hubo asignación alguna desde la Secretaría de la Reconstrucción.
Se solicitó la versión de la Secretaría el 27 de noviembre, a través de la Dirección de Comunicación. Pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.
Jessica Chazing perdió las cuatro paredes de su casa. En el Miduvi le dijeron que le construirían una vivienda en su terreno. Durante un año viajó hasta Esmeraldas para ese trámite pero se cansó de insistir. En las oficinas del Miduvi le decían que tenía que esperar porque no había presupuesto, y que solo tenían para los afectados del terremoto de abril.
Hace un año Chazing, con la ayuda de su esposo, quien vende frutas en la playa, empezó la reconstrucción de las paredes, en ello ha invertido USD 1 000.
La situación no varía en el barrio Los Guayacanes. En el patio del domicilio de Mónica Araujo solo quedaron vestigios de lo que fue su hogar. Ahí construyó una casa de caña con restos de madera, donde vive con sus tres hijos. “Caminé por dos años en comisión con otros afectados y ninguno hemos recibido las casas”.
Roberta Zambrano, prefecta de Esmeraldas y parte del Comité de la Reconstrucción, aseguró que insistirá para que se atienda a los damnificados de Tonsupa. En eso también insistirá el alcalde de Atacames, Freddy Saldarriaga, quien lleva siete meses en el cargo.
Según el Comité de Operaciones de Emergencias (COE), los sismos de diciembre 2016 dejaron tres fallecidos, 4 005 afectados, 374 infraestructuras con afectación grave y 332 personas en cuatro albergues.
Los letreros, denominados semáforos, fueron colocados por técnicos del Miduvi y de la entonces Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, una semana después del evento. De acuerdo con el registro, 237 viviendas tienen el semáforo en verde (afectación leve), 439 en amarillo (grave), 261 en rojo (que requieren estudios) y 39 para demolición. Esa información se levantó del 19 al 30 de diciembre del 2016.