Fue en el mes de noviembre de 2019. Chile estaba convulsionado por las protestas sociales contra el gobierno. En la ciudad de Antofagasta, Maicol Alexander Yagual Franco, un ciudadano ecuatoriano, oriundo de Playas, salió a comer en la noche. No sabía que el régimen chileno había decretado toque de queda para controlar las protestas. El chico nunca regresó a casa.
Después de ese día su madre, Gardenia Franco, radicada en Chile, comenzó una intensa búsqueda por hospitales, morgues y cárceles. Su hermana Gladis puso un aviso en Facebook y, tras casi un mes de búsqueda, le comunicaron que un hombre había sido encontrado por un señor que pasaba frente a las puertas de un centro comercial que había sido saqueado e incendiado en los días de la protestas. El cuerpo estaba quemado, con la cabeza rota, sin un riñón y sin su miembro viril.
Desde Playas su progenitor, Wilter Yagual Suárez, dijo que le parece raro que antes del hallazgo del cadáver, la policía y los mismos militares que estuvieron en el lugar (centro comercial), según le cuenta su hija Gladis, vía telefónica desde Chile, no hayan encontrado nada.
Añadió que al cadáver le hicieron la prueba de ADN, con la sangre de la madre, y luego de 15 días confirmaron que era su hijo.
El cuerpo del chico no fue trasladado a Ecuador porque el gobierno chileno está investigando el caso, y también por falta de dinero. No obstante, fue sepultado, indicó Yagual, quien a sus 50 años no imaginó que el dolor que siente por la forma cómo murió su hijo y sin no haber podido ir a su sepelio, esté acabando con su vida. Sin saber quiénes lo asesinaron y si su muerte encontrará justicia.
Contó que su mujer e hija, radicadas allá, le han pedido al cónsul de Ecuador, en Chile, ayuda para que investigue el caso, pero hasta la vez reciben respuesta.
Los miembros de la iglesia a la que pertenece su hija le costearon el viaje a Santiago de Chile para los diferentes trámites ante el consulado, en su afán de que les ayude en las investigaciones, pero sus esfuerzos no han tenido éxitos.
Desde su humilde vivienda, de paredes de caña y zinc, en el barrio Las Peñas, Wilter Yagual pide apoyo al Presidente de la República para que lo ayude a esclarecer la muerte de su hijo en ese lejano país, ya que él no tiene recursos para hacerlo. Su trabajo como pintor, que a veces no hay, apenas le alcanza para alimentar a sus dos hijos que se quedaron con él, cuando su esposa viajó a Chile con su otra hija en busca de mejores días.
El dolido hombre manifestó que los del consulado le han prometido visitar su casa para ver la condición en que vive y ayudarlo, igual el departamento Social del Municipio, pero nada se ha concretado.
Ahora él, abrazado a la foto de su hijo, espera la justicia del cielo, mientras sus ojos son dos fuentes de lágrimas por la inmensa pena que agrava la diabetes que padece. (Extra)