Rocas desde 5 hasta 280 metros distribuidas en los Andes se convirtieron en el escenario de una aventura emprendida por dos ecuatorianas, que han documentado su viaje para difundir lo que creen puede ser para los escaladores un paraíso decorado de bellos, y a veces, escondidos paisajes.
Viajaron 34 días, recorrieron más de 3.000 kilómetros y subieron a decenas de rocas, en una aventura en la que invirtieron alrededor de 15.000 dólares y en la que llegaron a catorce lugares de escalada en roca de la sierra ecuatoriana.
Ambas geógrafas, Andrea Castillo (28 años) y María Fernanda Cevallos (30), comparten sus vivencias, alegrías, caídas y levantadas, a través del documental «Latitud Cero Climbing Rocktrip», elaborado por André Acuña (25) y Arturo Albornoz (28).
El viaje, que los llevó desde la provincia de Pichincha (cuya capital es Quito), hasta la de Loja (fronteriza con Perú), no sólo les sorprendió por el espectacular paisaje sino por la fauna pues, incluso, divisaron cóndores, relata Albornoz a Efe al comentar que el objetivo del documental es divulgar los sitios para el deporte.
«No se conocen los lugares de escalada, pero en verdad, Ecuador es tan pequeño que están a un pasito, la gente solo no tiene el conocimiento de cómo llegar y qué tan buena es la roca», dice Acuña.
Aunque en la ruta visitaron las rocas más icónicas del país para el deporte de escalada, también se desplazaron a zonas no tan populares pero de gran belleza paisajística de Ecuador.
Incapaz de escoger un lugar como su favorito, Acuña recuerda que Ecuador es tan biodiverso que cambia el paisaje en pocos kilómetros: estamos en Oña (Loja) que «es una roca arenisca, bien roja, medio árido, pero vas a Tangán (Cotopaxi) y es como una selva», relata.
Albornoz recuerda que precisamente para acceder a una peña en Oña, se sorprendieron al encontrar un «paraíso, un oasis» verde, con árboles frutales, en medio de una zona árida.
Del viaje, evoca un páramo que daba hacia la costa, «donde las montañas se rompen y comienza una planicie» y se juntaban las nubes.
Rodeada de esa estampa, estaba una de las grandes rocas para escalar: «parece que estás escalando en el cielo, básicamente», apunta Albornoz que, junto a Acuña, usó varias cámaras y un dron para documentar la aventura.
Castillo relata a Efe que se dio cuenta de que no había suficiente información sobre lugares de escalada en Ecuador cuando otros competidores le preguntaron sobre su proceso de preparación tras ganar el festival internacional de Viñales (Cuba), en 2015.
Y como la escalada es -dice- «un deporte muy masculino», decidió emprender con otra mujer su proyecto para recorrer y presentar algunos de los sitios de escalda en el país andino.
Entrenamiento en escalada, yoga, gimnasio y masajes coparon por completo los cinco meses anteriores a su viaje en 2016 por catorce lugares, aunque «hay más» en Ecuador, asegura Castillo, que mide 167 centímetros, nueve más que Cevallos.
Pero resultó que la revelación no fue sólo para los escaladores de otros países, pues durante la aventura -en la que fueron superando los retos deportivos y personales-, también visitó lugares desconocidos para ella, pese a sus catorce años practicando la escalda.
Descubrir Ecuador
La idea -apunta- era «el descubrir que Ecuador es un país pequeñito en el que se puede recorrer todos los sectores en un mes, y mostrarlo a otros escaladores que quieran venir al país».
Entre sus aprendizajes más grandes, rescata que Ecuador «tiene un potencial increíble» para escalada, con lugares «que son vírgenes aún» y por ello quiere, a través del vídeo, extender una invitación a la nación a escaladores que abren rutas.
«Cada lugar de escalda que visitamos tiene lo suyo, no hay ninguno igual», indica al asegurar que se puede escalar en una zona caliente, y en dos horas en rocas situadas a 3.900 metros sobre el nivel del mar.
Y eso refleja el documental -que obtuvo el «Premio del Público» en el Festival Ecuador Cine Aventura 2017- y en el que en quince minutos (tiempo que estipula el concurso) se revelan también paisajes, algunos escondidos, por estar en zonas de difícil acceso.
Si para Castillo lo duro del viaje fue escalar todos los días, y lidiar con la logística y el miedo ajeno, para Acuña fue compactar la aventura en el documental, aunque el resto del material lo divulgarán en 14 episodios en un canal web especializado en deportes de aventura. EFE