La escena era aterradora. El sobrino del diácono Guillermo Luquin, de 52 años, había ido a buscarlo a su casa cuando quedó sorprendido al verlo tendido muerto, envuelto en sábanas y con al menos una herida cortante en su cuello en su casa del partido bonaerense de Temperley, en Argentina.
Según informó el diario cronica.com.ar, las indagaciones policiales señalaron que, a simple vista, no observaron posibles signos de que haya habido un intento de robo en el lugar, mientras que el sobrino de Luquin explicó que no faltaba ningún elemento en la vivienda.
Personal de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) intervino en las investigaciones, mientras se esperan los resultados preliminares de la autopsia que determinarán la causa de la muerte de Luquin.
La Diócesis local también se mostró consternada por este hecho, aunque sus miembros ni la institución como tal no quisieron dar mayores opiniones hasta que no se conozcan las causas de este cruel asesinato. (Extra)