Por: Pedro Pablo Jijón
La actividad agropecuaria es una actividad dinámica y con la globalización se vuelve una verdadera ciencia digna de ser analizada y estudiada cada vez más a fondo. Los que hacemos opinión, debemos estar en contacto directo con los mismos productores, comer lo que comen, entender su enfoque y sentir como propias sus necesidades para poder analizar de manera objetiva la situación del agro; y proponer posibles soluciones para llevar a esta actividad económica al desarrollo que merece, ser el primer renglón de la economía de los países de Latinoamérica y del Ecuador.
En días pasados conversaba con mi buen amigo, MSc. Alfredo Morla Avilés, economista y docente universitario, acompañados de un café de origen manabita. Comentábamos sobre la crisis agrícola que vive en estos días el Ecuador por bajos precios de Aarroz, maíz, papa y otros. Alfredo con su conocida capacidad didáctica hizo una excelente exposición de las leyes de oferta y demanda, de cotizaciones en bolsa de Nueva York y explicaba el porqué, desde el enfoque académico, los productores estaban recibiendo menor valor por sus cosechas.
Desde el enfoque real, se habla que este año se produjo una sobreproducción en el caso del arroz, a más de la práctica comercial de piladoras ubicadas en el sur del país. Quienes compran arroz de procedencia peruana a más bajo costo y lo comercializan en los mercados ecuatorianos, hace que por esta sobreoferta bajen los precios, según la ley de oferta y demanda; pero lo que no coincide en esta ley es que los precios a consumidores finales no bajan en autoservicios y mercados. Es decir, en la cadena de comercialización, entre los productores y consumidor final, alguien se está quedando con grandes márgenes de utilidades a costa de las teorías de mercado y del trabajo de los productores agropecuarios, la respuesta de siempre, la letal intermediación y algunos industriales.
El ministerio rector de la política agropecuaria en el Ecuador, días atrás emitió sendas resoluciones acerca de franjas de pecios para arroz y maíz principalmente, lo que ocasionó gran malestar en el agro. Resoluciones que fueron tomadas desde el enfoque del dogma y teorías de mercados, pero desde lo práctico y manejo comercial desleal de la intermediación y algunos industriales ha sido para beneficiarlos ellos y quebrar a los productores a costa de su dignidad y trabajo, además son los productores quienes asumen toda la carga financiera (leer artículo quién subsidia a quién)
Por teorías de mercado, cuando hay sobreproducción, bajan los precios, los productores reciben bajos pagos por sus cosechas, si hay escasez de producción por ley de oferta y demanda deberían recibir mayor pago por sus productos, pero no es así, ahora la resolución de franjas de precios les pone techo a los precios de los productos por lo que nunca los agricultores tendrán oportunidades de mercado con estas teorías.
Funcionarios públicos, ministros y quienes hacemos opinión, debemos crear propuestas desde la práctica, en el día a día del campesino y entender su forma de vida, su actividad de trabajo y los costos de producción en los que incurre su actividad. Entender desde lo social y humano al que nos provee y asegura la soberanía alimentaria y materias primas para la industria.
Hagamos conciencia que los dogmas y teorías de economía de mercados se invalidan cuando van en contra de la dignidad y subsistencia de los más vulnerables, los productores agropecuarios.