En septiembre, la pequeña Valentina, de 9 años, y su familia se contagiaron de covid-19. La niña no desarrolló síntomas graves, por lo que la enfermedad pasó desapercibida. Pero 15 días después aparecieron los problemas.
“Mi hija empezó con un dolor intenso de b
arriga; tuvo náuseas, decaimiento y fiebre”, cuenta su madre, Alexandra Zavala, de 36. De inmediato, la pequeña fue trasladada al Hospital Quito Sur, del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). Allí le realizaron exámenes y tomografías, que permitieron detectar el síndrome inflamatorio multisistémico.
Este mal aparece a las tres o cuatro semanas del contagio por SARS-CoV-2 y otras patologías infecciosas. Sus síntomas principales son hinchazón en las manos, pies y boca, lengua enrojecida, fiebre e irritación.
Ecuador ha reportado 128 casos de este síndrome. Guayas, Pichincha y Manabí concentran la mayor cantidad, con 53, 20 y 18 diagnósticos, respectivamente, según el último boletín del Ministerio de Salud (MSP), del 2 de diciembre.
La Cartera registra el porcentaje de infectados de covid-19 por edad. Hasta ayer, 22 de febrero del 2021, un 6,1% de los 274 968 positivos eran niños y adolescentes hasta 19 años. Si se compara con el mismo día de julio del año pasado, se puede ver un incremento de 1,6 puntos porcentuales. En esa fecha fue 4,5%.
Carmen González, neumóloga pediatra del centinela IESS Quito Sur, señala que de casi 600 infantes con síntomas respiratorios atendidos, 20 han desarrollado este síndrome. La mayoría ha ingresado a terapia intensiva (UCI), pero se han recuperado satisfactoriamente”.
Valentina, por ejemplo, fue internada en UCI, en donde la intubaron y estuvo en observación constante. Pasó allí 17 días: del 12 al 29 de noviembre.
“El cuadro era complejo, porque sus pulmones, riñones, intestinos y corazón estaban inflamados. Afortunadamente se recuperó y hoy la tenemos en casa; siguiendo los cuidados recomendados por los médicos”, relata con alegría su madre.
Lastimosamente, la familia de Samuel, de 6 años, vivió la otra cara de la moneda. El pasado viernes, el pequeño ingresó a la UCI de una entidad médica privada en Quito con un diagnóstico de síndrome inflamatorio multisistémico.
Los facultativos empezaron un tratamiento para contener este mal. “No podía respirar de forma independiente, los médicos decidieron mantenerlo bajo anestesia hasta que sus pulmones recuperaran su función normal”, detalló un familiar en una página creada para recolectar donaciones.
Este Diario intentó ubicar a los padres, pero no ha sido factible. El colegio católico en donde estudiaba confirmó su fallecimiento. También se observan los pésames en la página de Facebook del centro.
En el IESS Quito Sur hay preocupación ante el aumento de este tipo de casos, este año. Francisco Mora, coordinador de Vigilancia Epidemiológica e Infectología, comenta que el número de infantes que ingresan con malestar respiratorio pasó de 30 a 60 diarios. Siete están hospitalizados, pero la cifra varía cada día.
“El 80% de quienes tienen covid-19 sale a sus domicilios, ya que la sintomatología es menor y se los atiende de modo ambulatorio. El 20% restante necesita hospitalización y se les hace una observación de 24 horas en emergencia. De este total, el 10% sube a piso; y de este último, 1% llega a la unidad de cuidados intensivos”.
Una situación similar se vive en el Hospital Roberto Gilbert, de Guayaquil. Allá también se experimenta un incremento sostenido de menores de edad ingresados por covid-19.
Entre abril y junio del 2020, en el inicio de la oleada en el Puerto Principal, se registraron 156 niños contagiados. La cifra luego fue disminuyendo. Pero desde la última semana de diciembre se atiende de dos a tres por semana, entre casos sospechosos y confirmados.
“Los síntomas son similares a los del inicio de la pandemia: fiebre, dificultad respiratoria, manifestaciones gastrointestinales, manifestaciones cutáneas y de mucosas”, explica Mildred Zambrano, infectóloga de este pediátrico de la Junta de Beneficencia.
Algunos de estos signos coinciden con el síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico, que también se genera por otras enfermedades. La especialista agrega que en estos cuadros se suele detectar dolor abdominal, exantema (erupciones cutáneas) y conjuntivitis, un diagnóstico que se complementa con evidencia reciente o pasada de infección por SARS-CoV-2.
“Estos casos se han presentado con sintomatología variada y una evolución clínica favorable”, dice. Por ahora, aclara, no hay menores de edad en terapia intensiva. Tampoco se han detectado nuevas variantes en los niños hospitalizados.
Aunque a menudo los niños son asintomáticos o enfrentan un cuadro leve, Zambrano aconseja reforzar las medidas preventivas. Hacer que se laven las manos con frecuencia y enseñarles a limpiar todas las superficies con desinfectante es la recomendación, más que nada si deben salir de casa. Y se sugiere a los padres hacer que jueguen en sitios abiertos, como parques, conjuntos, etc.
Además, médicos piden el uso obligatorio de mascarillas desde los 2 años, evitar el contacto directo con personas ajenas al círculo familiar y mantener los chequeos médicos periódicos, pese a la pandemia.
Para los pediatras Patricio Quiroga y Fernando Aguinaga, reforzar las medidas con los niños es fundamental para evitar la propagación de la enfermedad y el aumento de hospitalizados. “Los chicos no se agravan, pero los adultos mayores o con comorbilidades sí, por lo que hay que protegerlos para que no contagien”.
En contexto
Los laboratorios de Pfizer y Moderna realizan ensayos clínicos de su vacuna, para aplicarla en niños y adolescentes. Actualmente, esa población no está considerada en la inmunización. En Estados Unidos, los infantes contagiados suman el 12% de los casos.
(EL COMERCIO)