Manabí en riesgo de convertirse en territorio de epidemia explosiva

Al menos ocho provincias de Ecuador, entre ellas Manabí, son las que están entre las áreas que deben tener máxima aplicación de acciones de restricción de movilidad social y aislamiento, dijo este miércoles el Dr. Marcelo Aguilar, catedrático de la Universidad Central del Ecuador, quien participó como asesor del Instituto Geográfico Militar ante el Comité de Operaciones de Emergencia.

Al detallar el estudio temporo-espacial de la tendencia de comportamiento del COVID-19 en el Ecuador, explicó que hay alerta máxima al momento en las provincias de Santa Elena, Manabí, Bolívar, Cotopaxi, Chimborazo, Tungurahua, Cañar y aunque sin nombrar a Pichincha, dijo que principalmente la ciudad de Quito. Esta es una zona de transmisión mediana, en donde empieza a transmitirse el COVID en mayor velocidad, en que una mayor parte de población es suceptible, ya que hay epidemia en curso y brote de forma significativa. En esta fase, estas áreas deben tener la máxima aplicación de acciones de restricción de movilidad social y aislamiento.

De acuerdo a las conclusiones, los mapas N° 15 y 16, que constan en el documento, sugieren una fuerte presión de dispersión de la transmisión hacia el norte de Guayaquil, Santa Elena y Manabí, así como a las provincias centrales de Bolívar, Chimborazo, Cañar, Tungurahua y Cotopaxi. Estos conglomerados, bien pueden transformarse en los siguientes territorios de epidemias explosivas.

Previamente, Aguilar mencionó que la epidema de COVID ha generado zonas de muy alta y alta transmisión de la enfermedad, en la que un muy alto número de personas han desarrollado infección y por consecuencia inmunidad. Aquí ya ocurrieron epidemias explosivas con alto impacto en la mortalidad. En estas zonas, que están constituidas por Guayaquil, Samborondón, Durán, Babahoyo y su zona periférica de alta transmisión, consideran que existen poblaciones con inmunidad significativa y que podría reiniciar actividades más adelante.

Además existe un área importante del país donde están casi 11 millones de habitantes donde hay cantones con pocos casos y que deberán ser tomados en cuenta para una tercera fase.

Cambio de semáforo a amarillo

De acuerdo a lo señalado por Aguilar hay cantones, parroquias o barrios candidatos a cambiar de color en el semáforo de rojo a amarillo que deben cumplir condiciones, primero que ya sufrieron un brote epidémico, que este está resuelto y que haya disminuido el número de fallecimientos. Considera que en casos de ciudades grandes como Guayaquil y Quito es deseable que existan encuestas epidemiológicas que muestren que un número importante de la población esté inmunizada que permita tener la seguridad al producirse un nuevo rebrote que exija nuevas cuarentenas.

Sobre el contagio, las conclusiones afirman que el patrón de comportamiento temporo-espacial en la transmisión del COVID-19 en el Ecuador está estrechamente ligado a la movilidad de las personas entre ciudades, por ello los focos de transmisión del virus en el cantón Guayaquil muestran una tendencia de dispersión territorial por áreas radiales interconectadas, mientras que el cantón Quito tiene una lógica de dispersión lineal, en concordancia con la configuración espacial de las dos ciudades.

Hay que apuntar que este documento ha manejado información del 27 de febrero al 19 de abril del 2020.

Cuatro categorías

El análisis temporo espacial, preparado por un comité asesor del Instituto Geográfico Militar, y presentado este miércoles tras la reunión del Comité de Operaciones de Emergencia nacional con los alcaldes del país clasifica a los cantones de Ecuador en al menos cuatro categorías:

1. A-A: Cantones de alta prevalencia conectados con otros cantones de alta prevalencia
En esta categoría el virus ha estado circulando ampliamente y presentan o presentarán escenarios críticos de presión sobre el sistema de salud. De acuerdo al anexo son 33 cantones.
También alcanzarán más temprano tasas de inmunidad (asumiendo que los recuperados son inmunes). Será difícil aplanar la curva o retrasar el pico ya que la ventana de oportunidad puede haberse
cerrado.

2. A-B: Cantones de alta tasa de prevalencia conectados a cantones de tasas bajas de prevalencia.
Estos representan un riesgo para los cantones conectados. Parte de la estrategia de contención es limitar la movilidad entre estos cantones. Son potenciales focos de dispersión.

3. B-A: Cantones de baja tasa de prevalencia conectados a cantones de altas tasas.
Estos son los que tienen la mayor amenaza actual, pues si no se limita la movilidad, la dispersión puede ser acelerada.

4. B-B: Cantones de baja tasa de prevalencia conectados a cantones de bajas tasas.
Estos son los que actualmente presentan menos riesgo y la ventana de oportunidad más grande para la contención. (Fuente: El Universo)

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