Con banda de pueblo, con alimentos típicos de Manabí y con los dulces tradicionales de esta localidad, como los dulces de leche, los alfajores, los huevos moyos y otros, se festeja en esta provincia a José Gregorio Hernández, más conocido como el Hermano Gregorio.
Las celebraciones y actos en su honor no tienen fecha especial. Se lo recuerda con más frecuencia en marzo, en abril y en junio, donde se conmemora el centenario de su deceso, suscitado en Caracas, Venezuela.
En Montecristi, cantón de Manabí, se hace siempre una celebración tradicional como homenaje. Aquí, Mercedes Espinoza ayuda, desde hace diez años, a coordinar el festejo para el Venerable, título que en 1986 le dio el extinto papa Juan Pablo II al Hermano Gregorio.
La banda de pueblo y los alimentos tradicionales son parte del festejo, en el que resalta una imagen, de 80 centímetros, del Hermano Gregorio.
Esta figura fue traída de Venezuela, la tierra de José Gregorio Hernández. Treinta padrinos organizan la fiesta, que mezcla las manifestaciones religiosas con la cultura popular local. La crisis económica en los últimos años obligó a suspender este festejo en el 2017 y en el 2018. “Los padrinos no pudieron aportar para esta fiesta”, relató Espinoza.
Ella tiene capilla para venerar a la figura del médico venezolano en los exteriores de su casa, en la parroquia Aníbal San Andrés, en Montecristi.
Este año John Barcia decidió ser uno de los padrinos. En el barrio San José, en Montecristi, a pocos metros de la Basílica Menor de Montserrat, él organizó con sus familiares un banquete para agradecer por la salud, ya que con esto puede continuar con su labor como chofer de vehículos pesados.
“Nos tiene con salud, le tengo mucha fe al doctor Hernández”, dijo Barcia.
La música de la banda de pueblo alegró a las cerca de 200 personas que estuvieron en la fiesta, donde se consumió seco de gallina, huevos moyos y otros dulces manabitas.
Jonathan Franco es un ecuatoriano que desde que tenía dos años migró a Venezuela. Hace dos años, la crisis en esa nación lo obligó a retornar a su patria. Aquí, y con 22 años, contrajo matrimonio. Él contó que en el país llanero no se festeja con tanta pomposidad al Hermano Gregorio. “Se hacen misas, se lo venera y se recuerda su fallecimiento, pero no es como acá que se hace baile y hasta se entrega comida”, relató Franco.
También se hace un baile majestuoso en torno a la imagen. Y todos alzan las manos en señal de agradecimiento por su intercesión en los favores pedidos. Para el 2020 ya se alistan nuevos padrinos y petitorios para esta figura con muchos devotos en Manabí. (El Universo)