MANABÍ | Sombreros de paja toquilla tendrán su Ruta Turística

Ochenta tejedores de sombreros de paja toquilla fueron certificados por el Servicio Ecuatoriano de Capacitación Profesional (Secap), el pasado 20 de junio.

Durante la ceremonia de reconocimiento, ellos pidieron a las autoridades continuar con el apoyo a la actividad para que esta tradición no se pierda y pueda trascender a futuras generaciones.

Su solicitud se asienta en el plan que está en manos del Comité Interinstitucional de Salvaguardia del Tejido Tradicional del Sombrero de Paja Toquilla Ecuatoriano.

“Como parte de este proceso, hemos implementado acciones de investigación y de gestión en la comuna de Pile para contribuir al nuevo modelo de gestión de carácter integral”, explica Gabriela López, subdirectora técnica del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC).

En Portoviejo, Esteban Delgado, director regional 4 del INPC, explica que la comercialización del sombrero es por ahora la línea de gestión prioritaria.

Una de las razones es la poca rentabilidad para quienes elaboran los tejidos grueso y mediano, quienes demoran 15 días en hacer un solo sombrero.

“Esto significa que si hacen 2 sombreros al mes, reciben menos de $ 200 y no llegan a ganar ni el sueldo básico, entonces regalan su mano de obra”.

Delgado aclara que la problemática surge por los intermediarios que cancelan montos bajos por el producto, sin el acabado final.

De acuerdo a la base de datos, en Pile existen alrededor de 200 tejedores reconocidos y clasificados en categorías de tejido grueso, medio, fino y ultrafino.

De las dos últimas categorías, solo hay 12 artesanos especializados y destacados a nivel mundial.

Para lograr el acabado exquisito pueden llegar a confeccionar un modelo por año. Aquello, sumado a la calidad del material de paja fina que consiguen del sector Pacoche.

Según Delgado, las ganancias de este grupo son superiores, pues los intermediarios han acordado pagar un estimado de $ 500 al mes a cada tejedor.

Sin embargo, los comercializadores en el extranjero expenden los sombreros a un valor que puede variar entre $ 7.000 a $ 30.000.

Para paliar esta problemática, el Instituto de Economía Social y Solidaria, el Ministerio de Industrias y Productividad y otros entes de exportación colaboran en esta primera línea de gestión.

El proyecto, según Delgado, incluye la regeneración rural de la comuna, mejoramiento de las calles, pintar las fachadas y montar un mural con la historia de los pobladores de Pile.

Centro de formación artesanal

La reactivación de la Escuela del Sombrero de Paja Toquilla es otra parte del plan. Porque tiene el obejtivo de apoyar a toda la familia de tejedores que trabaja en casa.

El antropólogo Juan Sebastián Mosquera cuenta que esta escuela-taller, inaugurada en 2011, ahora se presenta como un centro de formación artesanal.

Además de la enseñanza técnica en forma institucionalizada, han adicionado talleres relacionados a la gastronomía y al turismo.

Estas materias se basan en un proyecto integral de una ruta para llevar al turista a Pile y conocer sus alrededores, a los tejedores, su práctica, los cultivos de toquilla y sus platos típicos.

“En la misma comuna de Pile socializamos los talleres para que sus habitantes se involucren en este proyecto y se certifiquen en las materias”, expresa Mosquera.

El especialista sostiene que la destreza de los tejedores en la elaboración de un sombrero es uno de los atractivos que atrapan al turista.

Por ello menciona la capacidad del artesano Simón Espinal, de 47 años, quien se encuentra en el proceso de reconocimiento del récord Guinness, por tejer 63 puntos en una pulgada de hebra. (El Telégrafo)

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