El principal temor de los peninsulares es que el Comité de Operaciones Emergentes (COE) cambie la próxima semana el mecanismo de semáforo rojo para esta provincia, cuando los contagios de COVID-19 han tenido un crecimiento acelerado en las dos últimas semanas.
Si bien las cifras oficiales ascienden a 78 casos positivos, las autoridades locales tienen dudas de aquello porque diariamente se conoce de fallecimientos de personas con síntomas de deficiencia respiratoria.
En sus redes sociales, los moradores han posteado comentarios en los que exigen que se transparenten las cifras. Con este propósito, el alcalde de La Libertad, Víctor Valdiviezo, solicitó a cada uno de los 94 presidentes barriales establecer cuántos ciudadanos han muerto en sus sectores desde que empezó la emergencia sanitaria.
La autoridad cantonal informó que desde el 17 al 31 de marzo perdieron la vida 29 personas, mientras que desde el 1 al 13 de abril, 122, situación anormal en la ciudad, aunque todos los decesos no serían por coronavirus, pero de estos, 21 fallecieron en el hospital Liborio Panchana en donde solo se trata a pacientes con el virus.
Pero si la cifra alarma a los libertenses, los datos del Registro Civil a escala provincial son más preocupantes. Del 1 al 13 de abril, el número de fallecidos ascendió a 329, cuando en todo abril de 2019 se produjeron 119 decesos. El alcalde de Santa Elena, Otto Vera, informó que, de este total, se estima que el 37 % de víctimas dejó de existir por COVID-19.
La propagación del virus en la península
“Desde el inicio las cosas no se hicieron bien en la provincia, nos mintieron con las cifras, esto es el resultado de que la gente ha empezado a morir, la situación es muy grave porque ni los mismos familiares de los difuntos saben si su allegado tuvo o no la enfermedad”, señaló Johnny Borbor, del Frente de Defensa de los Peninsulares.
Para Borbor, las autoridades locales en principio no tenían idea a lo que se enfrentaban. Citó, por ejemplo, al mercado de La Libertad, donde la ciudadanía se aglomera para hacer compras. En este lugar no respetan el distanciamiento social e inclusive acuden sin las protecciones necesarias.
Otro de los hechos que presumiblemente agravó el contagio fue permitir el ingreso de personas de otras ciudades para hacer la cuarentena.
“Estamos en la parte medular del sánduche, entre Guayas y Manabí, dos de las provincias con más casos. Faltaron severos controles para evitar la propagación”, manifestó el médico Diego Alejandro.
Para algunas personas, el virus se propagó por la desobediencia de la gente que pensó que acá el virus no afectaría, muchos salían de sus casas y se agrupaban para jugar fútbol, naipes y bingo. “Recién están comprendiendo que esto es muy peligroso”, comentó la libertense Yolanda Panchana.
Desde ayer, la Gobernación de Santa Elena inició el trabajo con las brigadas de salud comunitaria en los sitios donde se han producido muertes con sospechas de la enfermedad. (Extra)
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