Durante los primeros tiempos de la colonización de América, la dura explotación sobre el indio, produce que esta población se vaya enfermando y provocando su desaparición. El Rey Fernando V en el año 1516 autoriza importar negros a América, reconociendo su fortaleza, rendimiento físico para los los trabajos pesados y la resistencia a climas malsanos, cubriendo de esta manera el déficit de mano de obra en trabajos como la minería, como la extracción de maderas de las selvas, y los duros trabajos de explotación agrícola como la siembra y cosecha de grandes extensiones de caña de azúcar.
En octubre de 1553 una nave con rumbo Panamá – Lima, ancla a la altura de la ensenada de Portete, frente a las costas de el hoy cantón Muisne (provincia de Esmeraldas, Ecuador), para reabastecerse de agua y alimentos, el capitán de la embarcación envía un grupo de negros a explorar y recoger lo necesario para aprovisionarse y continuar el viaje, un oleaje fuerte causa que el barco encalle y naufrague; siendo aprovechada la situación para que este grupo de negros se liberen a cargo del líder llamado Antón, entre los libertados ahora cimarrones se encontraba el joven Don Alonso de Illescas, quien a la muerte de Antón asume el liderazgo fuerte y sanguinario, sometiendo y controlando a los indígenas que habitaban estos sectores así como las selvas, productos agrícolas y de comercio, asentándose así este grupo humano en el Ecuador.
Las demandas de productos de origen agrícola aún en es estado natural, que eran demandados en épocas colonial y republicana, como el caucho, cascarilla, tagua y luego maderas como la balsa, permitieron que este grupo humano por la rudeza de su raza pudiera surcar caudalosos ríos para explorar las selvas y extraerlos, volviéndose así proveedores de rubros de exportación y de materias primas para el desarrollo agroindustrial de nuestro país.
Importante anotar que en la actividad de extraer productos de interés comercial en estado natural, conquistaron, ubicaron y desarrollaron nuevas zonas de cultivos, explorando los ríos, señalando “vegas y bajiales” (zonas bajas junto a ríos aptas para desarrollo agropecuario) armados con machete para desbrozar, escopeta para cazar, sal para condimentar el fruto de la cacería, y puro de tabaco para fumar en horas de recreo, tiempos de descanso, tertulias y espantar los insectos con el humo.
Hoy por hoy al colectivo Afro le debemos el desarrollo agroindustrial en la zona norte del Ecuador al introducir y explotar productos como cacao, plátano, teca y el novedoso sistema de camaroneras en tanques con sistemas de recirculación, gracias la creación de nuevas organizaciones agropecuarias y al visión de lideres como Jacob Saavedra al mando del Centro Agrícola de Esmeraldas.
No cabe duda que el pueblo Afro ha hecho y sigue haciendo un importante aporte a la economía agrícola del Hispanoamérica y del Ecuador.