Recorriendo el Agro ecuatoriano, conversando animadamente con todos los niveles de productores agropecuarios, de los más sencillos aprendo y recuerdo grandes verdades que en su momento se vuelven grandes enunciados para desarrollar adecuada política agropecuaria.
Ya hemos mencionado que la intermediación es el enemigo letal de la agricultura, logrando en sus ganancias la mayor parte de toda la cadena productiva, mientras que el productor muchas veces solo alcanza a cubrir costos de producción en el mejor de los casos.
En el año 1958 nació en Holanda una corriente para ser más equitativa la relación comercial entre productores y consumidores, conocida como Comercio Justo, se ha convertido en una forma alternativa de comercio promovida por grupos sociales, políticos, ecologistas, pacifistas, Organización de las Naciones Unidas (ONU). El fin es mantener relación comercial basada en el respeto, transparencia, con sustentabilidad económica, social y ambiental entre ambas partes es decir entre productores y consumidores de los países que manejan este concepto. Es importante recordar que en Europa ya existen muchas empresas importadoras que se manejan con los postulados del Comercio Justo.
En nuestra realidad regional, cabe mencionar que se ha venido realizando Comercio Justo desde tiempos precolombinos, desde las actuales costas manabitas las balsas Manteño-Huancavilca surcaban las costas hasta la actual Panamá para comercializar con los diferentes pueblos de esa ruta, productos agrícolas, artesanías en oro y plata, piedras preciosas como las esmeralda, cerámicas utilitarias. De allí la genética del manabita por el comercio y el trabajo visionario.
En la región andina de Sur América desde tiempos ancestrales se realiza Comercio Justo entre las comunidades. En la ciudad de Cuenca muchas veces tuve la oportunidad de disfrutar junto a buenos amigos de la feria de ganado los días jueves, donde se comercializan especias desde aves, cerdos, cuyes hasta ganado mayor, incluso variedad de comidas criollas, emulando claramente como se hacía desde tiempos ancestrales.
Hoy por hoy la necesidad de mejorar el nivel socio-económico de productores, se buscan alternativas de Comercio Justo, una forma original y concebida a partir de la Ley de Economía Popular y Solidaria (EPS) y desarrollada por Dra. Olga Gray en la ciudad de Quevedo, en la provincia de Los Ríos es la red de tiendas populares, ejemplo digno de ser emulado por los demás GADs del país.
Considero es tiempo de que las organizaciones agropecuarias industrialicen sus propias materias primas y nos volquemos a la “agroindustria asociativa”. Los maiceros fabriquen balanceados, los lecheros empaquen bebidas lácteas, los arroceros presenten su gramínea en empaques atractivos y con marcas propias, y todos estos pensar en exportar a países que manejen el concepto de Comercio Justo.
Recordemos que si el sector agropecuario está bien, está bien la economía del país.