OPINIÓN | ¡El Rey ha muerto!, ¡viva el Rey! 

Es la frase ritual que se emplea desde épocas ancestrales para anunciar la muerte del soberano, y en el mismo acto, vitorear a su sucesor. Tradición originada en el siglo 13 en las monarquías de Francia e Inglaterra. 

En una democracia republicana como la nuestra, no hay lugar para dicho rito, no obstante, lo cual, tenemos un evento tradicional y protocolario que se asemeja mucho a los relevos de monarcas en la antigüedad. Ecuador tiene su cambio de mando, y acabamos de presenciar uno. 

En el mismo acto, con ceremonial elegancia, en presencia de lo más relevantes miembros de la sociedad política ecuatoriana, y ante millones de televidentes, tuvimos nuestro ritual. Por un lado, la muerte figurativa del “Rey Guillermo”, y la coronación de Daniel Noboa como nuevo monarca del país. ¿Que nos dejó este magno evento? A continuación, recogemos algunas particularidades dignas de mencionar. 

LASSO UN ACTOR DE REPARTO: El ahora ex presidente, cumplió con un protocolo incómodo para los gobernantes salientes, esta es una fiesta diseñada para el nuevo mandante, y el papel destinado para Lasso, más que la de un actor secundario (que lo era) parecía el de un doble de acción que absorbe los golpes y los riesgos para cuidar la integridad del protagonista de la película. Las miradas aniquilantes de sus acérrimos enemigos, los silbidos, los abucheos, son sólo parte del recuerdo que se lleva Guillermo Lasso de este evento. Su salida se dio en silencio, del brazo de su esposa y con el libro 900 días como su trofeo imaginario.  

EL DISCURSO DE NOBOA: Daniel Noboa llega al poder como el presidente más joven de la historia moderna del país (sólo superado por Juan José Flores que asumió el poder con 30 años en 1830). 

Este relevo presidencial, pudiera suponer también, un cambio generacional en la política ecuatoriana, y así lo marcó en su corto discurso (8 minutos) en el cual se dirigió claramente a los jóvenes, en palabras sencillas y conceptos simples. Noboa se autodefinió como el cambio, líder libre y pragmático, que dialoga con todos y no excluye a nadie, se aparta de los radicalismos “anti” que tienen un techo (electoral) y propugna ser “pro” Ecuador sin límites de crecimiento.  

Por otra parte, se mostró conciliador, aludiendo que no hay tiempo para revanchas ni odios, sino únicamente, para buscar las soluciones a la inseguridad y la miseria (definiéndolas como los principales problemas de Ecuador) a la vez que le hizo guiños a sus socios temporales, esperando que dicha alianza legislativa le otorgue gobernabilidad, especialmente en materia económica, donde parece haber invertido gran parte de su capital político. 

LAVINIA Y SUS HIJOS: En política todo lo que pueda sumar debe ser aprovechado para sostener a un gobierno que requiere mantener un impulso para operar en las delicadas áreas en que debe intervenir. Lavinia indudablemente, es un activo exponencialmente fuerte para el joven presidente. Goza de una inmensa popularidad, el pueblo la quiere, y el círculo político la mira con expectativa. Ella, consciente de aquello, impone con naturalidad su simpatía y elegancia, sabiendo cuando tomar un paso al costado para no opacar a su esposo. Ella está diseñada para el puesto, y hasta su hijo Alvarito, parece apoderarse del rol que le corresponde, pues se robó la película con sus gestos y travesuras. Lavinia y Alvarito, me recuerdan a Jackie Kennedy y su hijo John junior quienes fueron un atractivo soporte del gobierno del legendario presidente americano John F. Kennedy. 

UNA COMPAÑERA INCOMODA: la vicepresidenta Verónica Abad es un binomio incómodo para Daniel Noboa, eso es notorio y cada vez se disimula menos. Hoy dicho distanciamiento alcanzó niveles indeseables, cuando la señora Abad, no fue al almuerzo en el palacio, y prefirió comer en un mercado junto al pueblo. Una señal clara de estar dispuesta a incomodar, llevar agenda propia sin importar el rumbo que marque el presidente. No debemos olvidar, que la vicepresidenta deberá gobernar durante varios meses en caso de que Noboa opte por la reelección, un escenario de difícil pronóstico si las circunstancias no varían. El presidente Velasco Ibarra, denominó a los vicepresidentes como “conspiradores a sueldo”, esperemos que las aguas vuelvan a su cauce. 

Buen viento presidente Noboa, navegue al ritmo que requiere el país, imponga su estilo joven y audaz, actúe con rapidez y sagacidad, pero acuda a la experiencia ante la duda, pues si estrella el barco, naufragamos todos. 

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