Se ha vuelto una práctica rutinaria, una muestra de fe y esperanza. Desde hace más de 52 días, Luis llega afuera del hospital de especialidades Portoviejo y se arrodilla para orar por la salud de su esposa, Leslie, quien está ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) por COVID-19.
Cargando una mochila en los hombros, él se hinca con dirección a la habitación de su esposa, con quien tiene ocho años de relación. La paciente permanece en el piso dos de uno de los bloques de la casa asistencial, la ventana de su habitación da a uno de los patios internos del hospital.
Desde el 27 de noviembre, ella lucha por su vida en dicho sanatorio en el que está intubada por su estado.
El drama para esta pareja empezó en noviembre, según El Diario, rotativo que recogió la historia de los esposos.
El 14 de ese mes, Luis tuvo síntomas relacionados con el COVID-19 por lo que se aisló en una habitación. De ahí que no se explica cómo se contagió su esposa a quien el virus le deterioró la salud a tal punto de que requirió ser hospitalizada.
El cuadro de Leslie es complejo, según los médicos. Hace varias semanas a la mujer la llevaron a UCI donde permanece sedada y con ayuda de un respirador artificial.
Una vez que se enteró de la noticia, la madre de Leslie viajó de Estados Unidos a Ecuador para acompañarla y ver cómo evoluciona cada día.
Como Luis, muchos familiares de quienes están afectados por el coronavirus rezan por la mejoría de los suyos.
Hasta ayer, el Ministerio de Salud Pública (MSP) reportó que en el país había 234.315 casos de COVID-19 confirmados con pruebas de tipo PCR. Durante la pandemia han fallecido 14.437 a nivel nacional, entre el 29 de febrero de 2020 y ayer.
De esa cifra, 9.810 decesos son confirmados por el virus y los otros 4.627 son probables.
En Manabí el MSP registra 16.571 contagiados, de los cuales 5.655 corresponden a Portoviejo y 2.386 a Manta, que son las dos localidades con más incidencia de casos.
Acompañamiento
En ciertas ocasiones a Luis lo acompaña el pastor de la iglesia cristiana a la que solían asistir con su esposa. Ambos se arrodillan para orar en el patio seguros de que esa energía positiva le llega a Leslie.
Y de aquello dan cuenta los recientes informes médicos que él ha recibido de su cónyuge. Hay una ligera mejoría, le indicaron los galenos, y esa noticia lo mantiene firme en la fe, en la esperanza.
Luis, de 28 años, trabaja en una entidad bancaria, por ahora goza de dos meses libres, por lo que la mayor parte de su tiempo la dedica a estar pendiente de su esposa, de 37.
La lucha de esta pareja se replica en casas de salud de otras localidades, por ejemplo, en el hospital del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) Quito Sur, en la capital.
Allí, en UCI el médico David Vallejo permanece a la espera de que los tratamientos contra el coronavirus surtan efecto.
Graduado de Medicina en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), planeaba casarse con su novia, Mavelin Bonilla, también médico, en el 2020, pero la pandemia obligó a retrasar la boda. Ambos laboran en el hospital Quito Sur.
Tanto Mavelin como la madre y demás familiares de David esperan que se recupere.
Normas de bioseguridad
En el país los casos de coronavirus han aumentado durante estos días, en parte por el desacato a las disposiciones para contrarrestar la pandemia dadas por el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional, para las festividades de Navidad y Año Nuevo.
Hubo reuniones sociales, aglomeraciones, mal uso de la mascarilla y las consecuencias se reflejan ahora en los hospitales. Esta semana, el ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, indicó que a escala nacional la ocupación de camas UCI de los diferentes sanatorios es del 85 %. (El Universo)