El Papa Francisco inició el lunes su viaje a Chile en donde lo esperan con ansias miles de fieles católicos, pero también grupos indignados con una serie de escándalos de abusos sexuales cometidos por religiosos junto con indígenas e inmigrantes que demandan un trato más justo.
El primer Papa latinoamericano llegará en la noche a Santiago, donde al día siguiente realizará una misa masiva, para luego cumplir con una apretada agenda en la capital y en otras dos ciudades.
Francisco, quien nació en Argentina y vivió cerca de un año en Chile durante su juventud, admitió que tiene una cercanía especial con el país en el que permanecerá hasta el jueves para luego continuar su gira a Perú.
«No será demasiado difícil para mí en Chile, porque estudié allí durante un año y tengo muchos amigos allí y conozco bien el país. En cambio, conozco menos a Perú. Fui allí dos o tres veces», dijo el Sumo Pontífice a periodistas durante el vuelo desde Roma a Santiago.
Durante el viaje, Francisco confidenció que estuvo en Chile durante el devastador terremoto que azotó al país en 1960 y quedó impresionado por la solidaridad entre la gente.
Esta será la segunda visita de un Papa al país. Juan Pablo II visitó la nación sudamericana en 1987, en las postrimerías de la dictadura de Augusto Pinochet, con un clima marcado por las violaciones a los derechos humanos y la profunda pobreza de millones de chilenos.
Chile recuperó la democracia tres años después de la visita de Juan Pablo II y se transformó durante las décadas siguientes en una de las economías más sólidas de América Latina, aunque con ciudadanos más distanciados de la Iglesia Católica y con mayores demandas de equidad e inclusión.
«El Papa va a encontrar una Iglesia que sí está en crisis, pero una crisis que es bendición, una crisis que tiene dimensiones fruto de nuestro pecado (…) y que desafía al hombre contemporáneo a vivir su opción de fé en este contexto nuevo de nuestra sociedad y cultura», dijo el cardenal en Chile Ricardo Ezzati el fin de semana.
La visita de Francisco ocurre mientras Chile intenta avanzar en temas como el matrimonio igualitario, mayor igualdad para las mujeres, respeto a la identidad de genero e inmigración, a través de iniciativas impulsadas por la actual presidenta Michelle Bachelet que podrían quedar inconclusas una vez que finalice su mandato en marzo.
«Esta es una visita que se realiza de una manera muy estratégica en términos de aprovechar el fin de un gobierno y dejar muy asentado su mensaje dentro de la agenda pública en momentos que se apresta a asumir un nuevo gobierno», dijo Guillermo Holzmann, analista político y profesor universitario.
Gestos y protestas
En la antesala de la visita del líder de la Iglesia Católica, el gobierno chileno preparó un gran despliegue de seguridad en la capital y en las ciudades de Temuco e Iquique que también visitará.
El gobierno descartó que el Papa Francisco corra algún riesgo durante su visita a Chile, luego de los inusuales ataques incendiarios que afectaron a una serie de iglesias católicas en la capital el viernes.
En algunas de las iglesias atacadas se encontraron volantes con amenazas al Sumo Pontífice.
Según la última encuesta de la consultora Latinobarómetro, Chile es el país de América Latina con la peor valoración del Sumo Pontífice, además de manifestar una alta desconfianza en la Iglesia Católica.
Miles de chilenos y fieles de naciones vecinas se preparan para acompañar a Francisco en su peregrinación, aunque grupos de laicos, minorías y comunidades de la etnia mapuche planean movilizaciones contra la autoridad eclesiástica.
«Solamente esperamos que el Papa sepa con la sociedad chilena con la que se va a encontrar. De acuerdo a las últimas encuestas de opinión, más del 66 por ciento de los católicos de Chile apoyan, por ejemplo, el matrimonio igualitario», dijo Juan Enrique Pi, presidente de la Fundación Iguales que aboga por los derechos de las minorías sexuales. (El Universo)