Papa Francisco promete que la Iglesia luchará contra la pederastia

La Iglesia combatirá los abusos sexuales contra los menores, “uno de los peores y más viles crímenes posibles”, declaró ayer el papa Francisco en su mensaje de Año Nuevo al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede.

Esta declaración se produce tras un año 2018 marcado por la revelación de una serie de abusos sexuales del clero, especialmente en Estados Unidos y Chile. Coincide, además, con el inicio este lunes en Francia del juicio a un cardenal francés, Philippe Barbarin, por no denunciar agresiones sexuales cometidas por un sacerdote de su diócesis.

“La Santa Sede y toda la Iglesia están trabajando para combatir y prevenir tales crímenes y su ocultamiento, para averiguar la verdad de los hechos que implican a eclesiásticos y para hacer justicia a los niños que han sufrido violencia sexual, agravada por el abuso de poder y de conciencia”, dijo el pontífice argentino.

El papa ha convocado para febrero en el Vaticano a los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo a una cumbre sobre la protección de menores.

 “La reunión que tendré con los episcopados de todo el mundo […] pretende cumplir un paso más en el camino de la Iglesia para arrojar luz sobre los hechos y aliviar las heridas causadas por esos delitos”, afirmó Francisco.

Nacionalismos

En la misma reunión, el papa Francisco manifestó su preocupación respecto al auge de los nacionalismos, que debilitan el peso de las organizaciones internacionales. “El resurgir de tendencias nacionalistas (…) mina la vocación de las organizaciones internacionales de ser un espacio de diálogo y encuentro para todos los países”, subrayó el papa.

El sumo pontífice consideró que “esto es en parte debido a cierta incapacidad del sistema multilateral para ofrecer soluciones eficaces a las distintas situaciones que desde hace tiempo están pendientes de resolución, como algunos conflictos ‘congelados’”.

Además, señaló que “en particular, (esto) es también el resultado de la creciente preponderancia de poderes y grupos de interés en los organismos internacionales que imponen la propia visión e ideas, desencadenando nuevas formas de colonización ideológica, que a menudo no respetan la identidad, la dignidad y la sensibilidad de los pueblos”.

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