El cuerpo de Stefanía fue hallado en un bosque del sector de Zabala, norte de Quito, la tarde del martes 21 de enero. Estaba colgado de una árbol y junto a ella solo estaba una maleta rosa y su perro chihuahua.
Un morador de la zona que se dirigía al sector de Las Antenas fue advertido por los ladridos del can, a pesar del susto que le dio la imagen fue quien llamó a emergencias para reportar la novedad.
“Estaba junto al cuerpo, no dejaba de ladrar y tampoco dejaba que los agentes se le acerquen. Le protegía”, comentó.
Según el teniente Ariel Velasco, de la Unidad de Criminalística, la mujer habría usado una soga de plástico de color verde, de unos seis metros de largo, para colgarse. El cadáver estaba en suspensión incompleta; es decir, que estaba arrodillada sobre el piso, con la soga en su cuello.
Además, la mascota habría guiado a los gendarmes hacia la casa de su dueña —que quedaba cerca del lugar— donde fue encontrada. Allí, se tomaron las versiones del conviviente.
Por ahora las autoridades manejan la hipótesis de un posible suicidio. En los primeros informes se determinó que el cuerpo no tenía signos de violencia. Sin embargo, las investigaciones continuarán.
“El perrito tenía solo un ojito, pero eso no le impedía proteger a la chica”, agregó el morador. El cuerpo fue llevado hasta la morgue de la Policía Nacional para realizarle la autopsia correspondiente. (Extra)
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