No eran copas ni vasos, eran grandes bacinillas blancas y relucientes que se llenaron con cerveza. De esta manera inusual, Ramiro Rivera brindó con los padres y amigos de cientos de niños que fueron a recibir juguetes y confites por la celebración de la Navidad, en el cantón Playas de la provincia del Guayas.
Ninguno de los presentes puso objeción por la curiosa forma del brindis, pues ya es una costumbre de hace 14 años tomar cerveza en bacinilla desde que Rivera, de su natal Jipijapa, provincia de Manabí, llevó la tradición a los playasenses.
El acontecimiento es todo una algarabía. La gente se divierte, ríe y celebra. Solo en Playas existe un acto como este que alegra más las festividades de Navidad y de fin de año, comentó Isabelita Chóez, esposa de Ramiro, y quien además es dueña de una cristalería y dona las bacinillas.
El festejo está acompañado de entrega de juguetes a los niños y de la elección de la Princesita de Navidad, actos que se realizan afuera del negocio de Rivera.
La toma de cerveza también se presta para realizar un concurso, pues como el borde del recipiente es grueso no permite tomarlo bien. Por eso, quien bebe el líquido sin derramarlo se hace acreedor a un premio. “Todo es cuestión de práctica”, indicó el organizador, quien no usa vasos para tomar cotidianamente esta bebida.
Tania Jiménez fue una de las primeras que se sirvió la cerveza. “En ese momento no pensé en el objeto que es para hacer necesidades biológicas en el campo, solo me alcé la bacinilla y dije: ‘¡Salud!’ La cerveza estaba heladita y rica”, comentó sonriente la mujer.
La costumbre de tomar cerveza en bacinilla nació en una sofocante mañana de calor, cuando Ramiro, de 65 años, era comerciante ambulante y recorría toda la provincia de Manabí y Guayas, ofreciendo su mercadería de cristalería y bacinillas.
Recordó que un día se encontró con unos amigos que estaban tomando y lo invitaron. Pero se dio cuenta que en un solo vaso lo hacían todos, y sobre el residuo del líquido llenaban otra vez el vaso, lo que le pareció antihigiénico. Entonces, el comerciante cogió una bacinilla de las que expendía, le quitó el polvo, vació una cerveza y comenzó a tomar ante la risa y burla de sus compañeros. Desde entonces se le hizo costumbre hacerlo de esta manera.
Hace 40 años llegó a Playas como un vendedor ambulante y hoy es dueño de una ferretería. Pero la costumbre se la enseñó a sus amigos hace 14, posteriormente nació la idea de repartir juguetes y a la vez brindar por la Navidad, con cerveza en bacinilla, mientras realiza el concurso entre los padres de los niños.