Promover presencia de insectos, como la mariquita, y usar agua con hojas de otros árboles, para combatir plagas

Frente a una serie de plagas, entre ellas la cochinilla acanalosa y polígafa, que están afectando severamente a las plantas y árboles en Guayaquil, Daule y Samborondón, especialistas de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), ambientalistas y agricultores recomiendan que el tratamiento debe ser de manera biológica y no fumigar con químicos porque se pondría en riesgo también a la fauna de la zona.

Esto en respuesta al anuncio de la alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, de declarar en emergencia al arbolado de la ciudad por la serie de plagas, entre otras acciones.

La UEES dio a conocer que mediante el programa de investigación Biodiversidad sostenible del manglar al coral 2021-2050 ha identificado dos especies de cochinilla: Icerya puchasi y Crypticeria multicicatricesAdemás, se han realizado evaluaciones del estado de invasión por la plaga en el Parque Histórico, urbanización Entre Ríos, Jardín Botánico y Jardines del Malecón 2000, los dos últimos de Guayaquil.

Plantea que la solución propuesta por el programa es controlarlo de manera biológica con la presencia de tres insectos: mariquita depredadora, gusanos basuritas y moscas predadoras.

Alerta que sería un riesgo utilizar productos químicos, ya que estos son nocivos para las plantas, animales y pueden causar la muerte de los recursos naturales, según René Rodríguez, director de la Escuela de Ciencias Ambientales de la UEES.

La aplicación de químicos plaguicidas eliminará incidentalmente a los insectos controladores naturales, aumentando la resiliencia de las plagas luego de la aplicación de insecticidas. Muchos de estos químicos no son de extinción total sino que puede matar al insecto, el ovisaco no sufre el daño y en cuestión de una semana vuelve a resurgir el insecto plaga pero ahora sin enemigos naturales, por lo que el daño es más considerable”, agregó.

Rodríguez advirtió que los productos químicos no solamente perjudicarán la flora y fauna, sino que intoxicarían a las personas que pasean y hacen ejercicios en parques, donde hay más presencia de cochinillas en los árboles.

Igual opinan otros especialistas. Manuel Noriega, experto en poda de árboles, explicó a este Diario que una de las opciones para la curación de las especies es la inoculación con microorganismos, pues la fumigación con químicos puede afectar a otras especies que habitan en el árbol.

Asimismo Xavier Salgado, especialista en agroecología y desarrollo sostenible, indicó que el cabildo de Guayaquil debe ejecutar un plan de emergencia que tenga menos desgaste de impacto ambiental, pues coincidió con Noriega y Rodríguez en que la fumigación podría eliminar a insectos o plagas benéficas.

Comentó que una de las falencias para que se expanda este tipo de enfermedades, como las que está sufriendo ahora el arbolado en Guayaquil, es que las especies no reciben el debido tratamiento de manejo y control de plagas por parte de las entidades respectivas.

El martes pasado, la alcaldesa Viteri anunció que se reforzarán las labores de fumigación contra la cochinilla en árboles, acción que realiza el cabildo porteño desde hace varias semanas.

Técnicas tradicionales

Los agricultores de la Costa también conocen técnicas naturales y tradicionales para combatir las plagas de los árboles. Carlos Rivera Sánchez, exdocente de Ciencias Naturales y dueño de una finca en el cantón Bolívar, Manabí, recomendó dos técnicas para combatir no solo la cochinilla, sino otras plagas de los frutales.

Mencionó que en 10 litros de agua se colocan unas diez ramas de nin (árbol que en Guayaquil se lo encuentra hasta en los parques) y un mazo (como una mazorca) de ajo machacado y se lo deja ocho días al ambiente. Entonces se puede utilizar el líquido para fumigar en toda la planta y, sobre todo, en la parte afectada. Cuando son cultivos grandes se usan bombas de fumigar y en los hogares con los dispensadores domésticos. Si se trata de varios árboles, se deben aumentar las cantidades proporcionalmente.

Otros campesinos también usan agua mezclada con jabón de rosa para fumigar las plantas y han obtenido buenos resultados. (El Universo)

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