Proponen plan para salvar a primates de Ecuador

Cacería, tráfico de especies y hasta fiestas en las que se consume la carne de primates ponen en peligro la vida de 11 especies en Ecuador, donde investigadores elaboraron un «ambicioso» plan de conservación.

La meta para dentro de 10 años es «lograr bajar en un nivel el grado de amenaza que tienen las especies ahora», dijo Stella De la Torre, presidenta del Grupo de Estudio de Primates, la noche del jueves 20 de diciembre durante la presentación del documento.

En Ecuador hay 21 especies de primates y una subespecie. De ellas, 11 están consideradas en peligro o amenazadas.

Las situaciones más críticas son la del mono araña de la costa y el mono capuchino ecuatorial, sobre los que pesa el fantasma de la extinción.

Con el «Plan de acción para la conservación de los primates en Ecuador» los científicos ecuatorianos pretenden que esas especies cambien la etiqueta de «en peligro crítico» a «en peligro».

Eso todavía es preocupante, pero «es un poquito menos grave», sostiene De la Torre, quien además es decana del colegio de Ciencias Biológicas de la privada Universidad San Francisco.

«Es ambicioso lo que estamos proponiendo», reconoció Diego Tirira, el biólogo que editó el plan de conservación, que en adelante guiará la legislación sobre conservación de primates, programas de educación ambiental, el manejo de poblaciones en estado silvestre y en cautiverio, y el control de amenazas como el tráfico de especies de mono para el mercado de mascotas.

Parte del trabajo para la conservación de primates es el primer censo nacional de estas especies. El trabajo empezó en noviembre último y se extenderá hasta marzo de 2019.

El sufrimiento de los primates
Los investigadores hallaron que además de la cacería y la pérdida de bosques, algunas especies de monos en Ecuador resultan afectadas por enfermedades que también padecen los humanos como fiebre amarilla, zika o dengue. Estos males que pueden dañar a una persona «para ellos son fulminantes», explicó De la Torre.

A Tirira le preocupa la situación de los monos como el chorongo, cuya carne es una de las más requeridas por las comunidades indígenas del oriente ecuatoriano.

«Los primates en la Amazonía son alimento de las comunidades y la misma Constitución y legislación les permite a las comunidades alimentarse. El problema es que esa alimentación llega a problemas desmedidos. Si hay un matrimonio o una fiesta en una comunidad indígena se sacrifican entre 50 y 100 primates de los más amenazados», señaló Tirira.

El problema es que para que un mono inicie su etapa reproductiva deben pasar siete años y solo tienen una cría en cada parto. Entonces, las poblaciones de monos no se recuperan a la misma velocidad con la que van mermando.

Frente a eso, el plan pretende buscar alternativas con comunidades indígenas.

«A la comunidad no le puedes decir no caces (…) pero sí puedes decirles manejen el recurso», por ejemplo, creando zonas donde se prohíba la cacería, estableciendo un número de ejemplares que pueden ser cazados e indicando qué especies son las más vulnerables, dijo Tirira.

Para De la Torre, además de la importancia que tiene la función de los monos en los ecosistemas como dispersores de semillas, hay una cuestión «ética» que debe tomarse en cuenta en la conservación de primates.

«Son nuestros parientes más cercanos. Son seres vivos que se merecen igual respeto que nosotros. Merecen vivir y estamos acabándoles. Son seres pensantes», concluyó. (El Universo)

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