Un acuerdo comercial con Estados Unidos, un pedido recurrente del sector empresarial del país, está en la agenda del Gobierno, pero es un proceso que todavía debe cumplir varias etapas.
Mañana (6 de febrero del 2018), en Guayaquil, y el jueves 8, en Quito, se realizará un encuentro para impulsar un tratado con ese país a través del I Foro de Comercio e Inversiones entre Ecuador y EE.UU..
En el encuentro, organizado por varios gremios empresariales, participan el ministro de Comercio Exterior, Pablo Campana; el embajador de Estados Unidos en Ecuador, Todd Chapman; su par ecuatoriano en EE.UU., Francisco Carrión, entre otros.
La siguiente semana, una delegación gubernamental viajará a Washington para reunirse con los integrantes de la Oficina de Comercio de los EE.UU. (USTR, por sus siglas en inglés).
El objetivo de la visita, según Campana, es reactivar el Consejo de Comercio e Inversiones. Según Daniel Legarda, presidente de la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor), la reactivación del Consejo, cuya última reunión fue hace nueve años, es una señal positiva para el país. En el Consejo se discuten temas referentes al comercio bilateral, como oportunidades de intercambio, normativas que estén restringiendo el comercio y es el espacio para proponer un tratado comercial.
El antecedente más cercano de un acuerdo con EE.UU. data del período 2004- 2006, cuando el país empezó a negociar un TLC, el cual no prosperó. Pero desde entonces la situación ha cambiado tanto en EE.UU. como en Ecuador.
La administración del republicano Donald Trump impulsa una política comercial proteccionista, bajo el lema “América Primero”. Ecuador, en cambio, comenzó a dar señales de querer abrirse al comercio, aunque existen tres temas que inquietan, según Legarda.
Uno es la tasa aduanera que entró en vigencia en noviembre pasado y ha generado cuestionamientos de Perú y Colombia, que la han calificado como un gravamen al comercio.
Otra preocupación para los inversionistas es la denuncia de 17 tratados bilaterales en la administración anterior. Y, tercero, la decisión de Ecuador de aplicar requisitos para importar, reglamentos técnicos y otros procedimientos que dificultan el comercio, explicó Legarda.
El sector productivo coincide en que un acuerdo bilateral es positivo y dejará más ganadores que perdedores. En la última negociación del TLC con Estados Unidos se determinó que la industria textil ecuatoriana tiene más oportunidades que amenazas. El presidente de la Asociación de Industrias Textiles del Ecuador, Javier Díaz, cree que son mercados complementarios.
“Entre los pocos temas delicados estaban las normativas técnicas de ambos países y reglas de origen”. En la actualidad, el sector exporta suéteres, chales, ropa deportiva y sombreros. La Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas (Anfab) cree que el tratado permitirá incrementar la exportación de productos elaborados.
Los lácteos estaban entre las categorías sensibles en la negociación del TLC que se hizo hasta el 2006. Pero el sector trabajó en su competitividad y ahora abastece al mercado local a precios convenientes, según el presidente de Anfab, Christian Wahli.
No sucede lo mismo con la producción de carne de pollo, que aún no es tan competitiva en costos frente a Estados Unidos, consideró el directivo. Según el titular de la Cámara de la Industria Automotriz Ecuatoriana (Cinae), David Molina, el sector no se opone a la apertura comercial con Estados Unidos, pese a que puede generar una afectación para esta industria.
El gremio apoyó el acuerdo con la Unión Europea “porque ayuda a que más dólares ingresen a la economía. Y las personas comprarán más vehículos; unos serán europeos, pero otros serán ecuatorianos”. Los detalles del acuerdo (sensibilidades, cupos y otros aspectos) se deben plantear cuando arranquen las negociaciones, aunque hay un tema que inquieta.
Según él, el Gobierno debe considerar eliminar el arancel del 15% a la importación de partes y piezas (CKD) para el ensamblaje de vehículos en el Ecuador, un tema clave “para que la empresa nacional pueda competir”.
El experto en negociación comercial, Juan Falconí Morales, explica que EE.UU. negocia tratados con mayor intensidad y busca una apertura de forma más agresiva que otros países. Por eso Falconí Morales considera que el país debe definir un programa económico global con un objetivo claro.
Un hecho que evidencia la falta de este programa son las señales contradictorias entre la Cancillería, que tiene una agenda más proteccionista, y la Cartera de Comercio, que busca nuevos mercados, agregó el experto.
Él cree también que se deben hacer y actualizar estudios técnicos para evaluar las sensibilidades de los sectores e impulsar un fondo de innovación para fortalecer actividades como la agrícola, de servicios y otras. (Tomado de El Comercio)