El excanciller ecuatoriano Ricardo Patiño, que ocupó el cargo durante la Presidencia de Rafael Correa (2007-2017), hizo este jueves 18 de abril de 2019 una breve escala en Lima para poner rumbo a México antes de que un juez de Ecuador ordenase su ingreso en prisión preventiva por instigación contra el actual Gobierno.
Patiño, que estuvo al cargo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Ecuador entre 2010 y 2016, pasó la noche en la capital peruana antes de tomar el vuelo 049 de la aerolínea Aeroméxico, que partía a las 7:05 con destino a la capital mexicana, según informaron fuentes oficiales.
El exanciller, hombre fuerte del correísmo, abandonó el miércoles Ecuador con destino a Perú, horas antes de que este jueves tuviera lugar una audiencia sobre la denuncia contra él por presunta instigación contra el actual Gobierno, presidido por Lenín Moreno.
Su viaje fue posible al no pesar sobre él ninguna orden judicial, aunque este mismo jueves, la fiscal general del Estado, Diana Salazar, se quejó del Poder Judicial al afirmar que había pedido la medida cautelar de prisión el sábado.
El caso se remonta a octubre pasado cuando la Fiscalía de Cotopaxi abrió una investigación previa contra Patiño al supuestamente haber incitado a sus seguidores en una convención de su movimiento político a pasar a una acción combativa contra las instituciones públicas.
De 65 años, Patiño ocupó las carteras de Relaciones Exteriores y Defensa mientras era presidente Correa, quien reside en Bélgica y también es buscado por la Justicia ecuatoriana por violación de medidas cautelares en el caso de secuestro de un político opositor.
El excanciller es considerado el dirigente más cercano del expresidente Correa hasta ahora en Ecuador, después de que el exvicepresidente Jorge Glas ingresara en prisión a finales de 2017, tras ser condenado por asociación ilícita en la trama de sobornos de la firma brasileña Odebrecht.
De momento se desconoce si Patiño tiene previsto regresar al país y EFE ha tratado sin éxito contactar con él, aunque fuentes allegadas al excanciller aseguran que el viaje, por el momento, «no tiene retorno». (El Comercio)