El servicio de mensajería Telegram, prohibido en Rusia, se ha mostrado este martes dispuesto a revelar a los servicios secretos los datos de sospechosos de terrorismo si hay una decisión judicial de por medio.
«Si Telegram recibe una decisión judicial que confirme que usted es sospechoso de terrorismo, entonces podemos hacer pública su dirección IP y su número de teléfono. Hasta ahora eso no ha pasado», ha anunciado la compañía en un comunicado sobre su revisada política de confidencialidad.
La Justicia rusa ordenó en abril pasado el cierre de Telegram, después de que el servicio de mensajería se negara a entregar al Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) los códigos de cifrado de los mensajes de sus usuarios, tal y como le obliga una ley rusa aprobada hace casi dos años.
Telegram matizó, además, que no entregará a las autoridades las claves para decodificar las comunicaciones entre sus usuarios, otra de las demandas del FSB.
«No estamos hablando de las comunicaciones, algo que es importante. Hablamos de aportar datos sobre la dirección IP y los teléfonos. Las comunicaciones siguen como estaban, son inviolables. No vamos a revelar ninguna llave ni ninguna comunicación, ni siquiera de manera individual», explicó Pável Chíkov, abogado de la compañía.
Guerra por los códigos
Chíkov subrayó que la decisión de colaborar con las autoridades en caso de una decisión judicial no es una «concesión» a las autoridades, sino un intento de encontrar un equilibrio entre la nueva política de confidencialidad de las comunicaciones privadas y los intereses de la seguridad nacional.
En su opinión, la decisión es consecuencia de «un año de antagonismo entre Telegram y las autoridades», y la nueva política de confidencialidad «facilitará la labor de los órganos de seguridad a la hora identificar al usuario, sus datos personales».
El fundador de Telegram, Pável Dúrov, exiliado en el Reino Unido, declaró por su parte que las nuevas medidas de la compañía no afectan a Rusia, debido al bloqueo del servicio, sino que solo responden a los cambios en la legislación vigente en la Unión Europea sobre protección de datos personales.
Además, negó que espere que gracias a estos cambios las autoridades rusas vayan a desbloquear el servicio de mensajería, por dos razones.
«1. En Rusia al Telegram no le exigen el número y el IP de los terroristas por decisión judicial, sino algo totalmente distinto: acceso a las comunicaciones de todos los usuarios», explicó en un mensaje publicado en la web de la radio independiente Eco de Moscú.
«2. Telegram en Rusia está proscrito; diariamente se bloquean centenares de direcciones IP en intentos de cortar el acceso al servidor. En vista de ello, nosotros no admitimos ningún tipo de solicitudes de los servicios rusos, y nuestra política de confidencialidad no es extensiva a Rusia», añadió.
«Por tanto, nuestra resistencia continúa», concluyó Dúrov, quien en 2014 se marchó de Rusia tras denunciar presiones de los servicios de seguridad para que revelara información sobre grupos de la oposición que empleaban la red social VKontakte, homólogo ruso del Facebook, desarrollada por él en 2006, y en 2013 creó el Telegram.
La app seguirá bloqueada
Por su parte, el regulador ruso de medios de comunicación, Roskomnadzor, aseguró que el servicio seguirá bloqueado hasta que el FSB -que denuncia que dicho canal es utilizado por los terroristas para coordinar ataques- no decida lo contrario.
La legislación rusa obliga a los proveedores de servicios de mensajería a desvelar, a petición de las autoridades, las claves para decodificar las comunicaciones de sus usuarios, además de almacenar sus mensajes.
Pese a las presiones, Dúrov ha insistido en los últimos meses en que Telegram seguirá buscando la forma de eludir el bloqueo gubernamental que, de hecho, no ha impedido que el servicio siga funcionando.