Finalmente llegó el día en el que Estados Unidos tuvo la capacidad de poder lanzar sus propios astronautas desde suelo propio, luego del retiro en 2011 de los transbordadores espaciales.
Lo hizo gracias al acuerdo que realizó con SpaceX, la empresa espacial privada que se asoció a la NASA para alcanzar la preciada meta, que hasta último momento se vio amenazada con la cancelación del despegue por las condiciones climáticas en Cabo Cañaveral, Florida.
El lanzamiento del cohete Falcon 9 con la cápsula Crew Dragon de SpaceX ocurrió a las 16.22 hora argentina (19H22 GMT) desde el Centro Espacial Kennedy en Florida, con la presencia del presidente Donald Trump.
El clima forzó el miércoles último el aplazamiento de lo que habría sido el primer lanzamiento de astronautas desde suelo estadounidense en casi una década, y el primero tripulado de una empresa comercial. “Procediendo con la cuenta regresiva hoy”, dijo horas antes Elon Musk, fundador de SpaceX.
Los astronautas de la NASA Bob Behnken, de 49 años, y Douglas Hurley, de 53, expilotos militares que se unieron a la agencia espacial en 2000, despegarán hacia la Estación Espacial Internacional desde la histórica plataforma de lanzamiento 39A, como el Apollo 11.
La misión se desarrolla en medio de las restricciones impuestas para contener la pandemia del nuevo coronavirus, lo que obligó a los tripulantes a permanecer en cuarentena durante más de dos semanas. Esta vez no habrá espectadores reunidos a distancia para observar el lanzamiento como es habitual.
La NASA pidió al público que se mantenga alejado de Cocoa Beach, el tradicional punto de observación, aunque esa solicitud no desalentó a los fanáticos de la exploración espacial, que se reunieron allí de todos modos el miércoles durante el primer intento.
Desde el último vuelo del transbordador Atlantis a la órbita terrestre en 2011, la NASA se ha visto obligada a utilizar los sistemas de lanzamiento rusos como el Soyuz para poner en órbita a sus astronautas.
También es el primero tripulado de esas características operado por una compañía privada, pues aunque Virgin Galactic ha realizado ya vuelos tripulados al espacio han sido hasta una altitud inferior a la necesaria para llegar a la EEI.
La misión Demo-2 forma parte del programa comercial de vuelos espaciales con el que la NASA busca abaratar los costes de los viajes al espacio a través de compañías privadas como la de Elon Musk, fundador de SpaceX.
Las compañías aeroespaciales Boeing y SpaceX furon seleccionadas en septiembre de 2014 para diseñar naves, cohetes y sistemas que permitan el transporte de tripulaciones de la NASA a la EEI. Pero la empresa de Musk se impuso primero en la carrera espacial privada, que tiene mucho futuro para misiones hacia la Luna y Marte.