Un vehículo blindado y policías de las fuerzas de élite de Ecuador resguardaron el acceso a la Corte Provincial de Pichincha este lunes 8 de abril del 2019, después de que una jueza denunciara amenazas.
Allí debía realizarse una audiencia por el caso David Romo, joven desaparecido en Quito el 16 de mayo del 2013. Sin embargo, la diligencia se suspendió, porque no concurrió uno de los abogados de los procesados.
Los jueces de la Corte debían dirigir la audiencia de apelación a la sentencia que el 23 de agosto del 2018 emitió el Tribunal de Garantías Penales, el cual declaró inocentes a cinco acusados y solicitó que se investigue a todos los policías y al fiscal que investigaron el caso, por posible fraude procesal.
“Este día venimos acá no porque estemos de acuerdo con la teoría de la Fiscalía y de la Dinased, sino porque cumplir con una formalidad jurídica”, dijo Alexandra Córdova, madre de David Romo, quien llegó este lunes a la Corte.
“Mi hijo después de cinco años y diez meses continúa desaparecido. Lastimosamente Fiscalía y Policía no ha dado una respuesta efectiva, transparente y real de dónde está David. Seguimos buscando a mi hijo”.
El fin de semana se hizo público, a través de redes sociales, que una jueza de la Corte había recibido una llamada telefónica el últimos 29 de marzo del 2019. “Estamos seguros que en la audiencia del 8 de abril actuarás pensando en el duro trabajo de investigación. Estamos pendientes de ti”, le dijeron a la jueza que conocerá la apelación a la sentencia.
“Señor fiscal temo por mi seguridad ya que estas personas saben el lugar de mi domicilio”, dijo la jueza en su denuncia hecha el 1 de abril.
El viernes 5 de abril del 2019, la magistrada notificó este hecho al Consejo de la Judicatura. La jueza pidió seguridad.
Este lunes, además de la seguridad en los exteriores de la Corte, policías de la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO) se ubicaron en la sala donde debía efectuarse la audiencia. La jueza llegó con resguardo de miembros del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) de la Policía. (El Comercio)