El gobierno de Justin Trudeau aprobó extender la ley de asistencia médica para morir (MAID) a casos de problemas mentales, que incluyen la depresión, e incluso a problemas económicos, como quedarse sin vivienda en Canadá.
A partir de marzo del año que viene, cualquier persona que sienta depresión o que se haya quedado en la calle podrá pedir en el sistema de salud pública de Canadá la muerte asistida. Hasta el momento, la eutanasia solo está permitida para pacientes con graves problemas de salud que no tengan recuperación.
Muchos canadienses dependen del sistema de salud público financiado por el gobierno, que en los últimos años se ha visto afectado por la escasez de médicos y medicamentos. Los pacientes a menudo son enviados a clínicas privadas subsidiadas para recibir atención, lo que resulta en tiempos de espera más largos, ya que en estas clínicas no tienen prioridad por no ser clientes.
Aunque el sistema de salud de Canadá es celebrado en todo el mundo como un ejemplo, los canadienses están cansados de las largas filas y la escasez de suministros en los hospitales públicos.
“Nuestra salud pública es deplorable, tenemos más tiempos de espera que en Cuba, y a veces, tenemos menos medicamentos gratuitos que ellos”, dijo un canadiense entrevistado por Fox News tras la aprobación de la nueva ley. “No sé cómo el Estado va a manejar un montón de gente que ahora querrá suicidarse con ayuda del sistema público de salud”, se preguntó.
“En lugar de priorizar los apoyos para ayudar a las personas a vivir una vida significativa, hemos priorizado las formas de hacer que la muerte sea más accesible. Este es un mensaje desgarrador”, sentenció.
Los cambios recientes introducidos en la Bill C-7 han causado preocupación en la oposición conservadora, pero también en grupos de derechos humanos y de defensores de la salud mental en Canadá, uno de los pocos países donde la eutanasia es legal, y ahora será incluso más amplia.
La legalización de la eutanasia ha generado un fuerte rechazo en la población de todo el mundo por estas razones, ya que se abre la puerta a que se habilite el suicidio asistido a todo tipo de personas, y no solamente a pacientes en estado terminal.
Hasta la fecha, solo siete países en todo el mundo permiten la práctica. Bélgica y Holanda, que tienen algunas de las políticas de eutanasia más permisivas del mundo, fueron los primeros en legalizar el suicidio asistido en 2002. A ellos se unieron Luxemburgo en 2009, Colombia en 2014, Canadá en 2016 y España y Nueva Zelanda el año pasado.