Trabajadoras sexuales ya quieren reiniciar sus actividades. Protestaron hoy

Las trabajadoras sexuales de Ecuador protestaron este lunes, en Quito, para solicitar que se autorice la reanudación de actividades en sitios de diversión nocturna, suspendidas por la pandemia del coronavirus.

La Asociación Pro Defensa de la Mujer (Asoprodemu), que aglutina trabajadoras sexuales del país, convocó a más de 200 personas, que se reunieron en los exteriores de la Plataforma Gubernamental, en el norte de la capital, para pedir un retorno progresivo de actividades con las medidas adecuadas para evitar contagios de COVID-19.
«Hemos presentado un Plan al Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Nacional para retomar las actividades de nuestras afiliadas cuando se cambie a semáforo verde y no hemos obtenido una respuesta», señaló la Asoprodemu en un comunicado.
En el plantón, las mujeres reclamaron de forma pacífica con globos blancos y carteles con leyendas como «las trabajadoras sexuales exigimos el derecho al trabajo» y «trabajo sexual es trabajo».
El colectivo presentó el pasado 14 de junio al COE-Nacional un plan de bioseguridad elaborado con ayuda de especialistas para volver a trabajar, pues actualmente lo hacen en «clandestinidad».
Así lo mencionó Lourdes Torres, presidenta de las trabajadoras sexuales de la provincia andina de Pichincha, quien solicitó a las autoridades que revisen su pedido.
«Somos ciudadanas con derechos, queremos trabajar en los locales con todas las medidas de bioseguridad y el control del Ministerio de Salud», señaló.
Entre las medidas presentadas por las mujeres al COE figuran el abrir con el 50 % de aforo, no vender bebidas alcohólicas y establecer mayores normas de asepsia,
Además, piden tener los sistemas necesarios para identificar posibles enfermos en la entrada de los locales.
«Nosotras sabemos cómo tomar distancia y trabajar con los clientes», señaló Mónica, dirigente de la asociación mixta Primero de Mayo, que reúne a trabajadoras sexuales trans.
Aseguró que las mujeres atraviesan varias consecuencias por la crisis económica, y apuntó que algunas han sido «botadas de sus casas y nuestros hijos no pueden estudiar porque no podemos pagar el internet».
Por su parte, David González, secretario del sindicato de trabajadoras y trabajadores sexuales de Quito, alertó que el cierre de los locales provocará que las trabajadoras sexuales deban acudir a lugares inseguros, «donde corre riesgo la vida de la mujer».
De acuerdo a Torres, en Ecuador hay unas 75.000 personas relacionadas con el trabajo sexual y los sitios de diversión nocturna, que se han quedado sin su fuente de sustento, mientras, en Quito hay alrededor de 3.600 que trabajan en casas de tolerancia y más de 300 en actividades de calle. EFE

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