Tres robots realizan la esterilización de un hospital para coronavirus en Quito

«Panchito», «Espejito» y «El Boni» tienen la estratégica tarea de esterilizar un hospital para enfermos de COVID-19 en Quito. Son tres robots que acaban con el virus en las áreas sanitarias en medio de la pandemia que golpea a Ecuador.

Luego de una primera limpieza a mano, las máquinas se juntan para trabajar de manera autónoma en instalaciones amplias y se separan cuando los espacios son reducidos. Siempre están a disposición.

Los equipos, de fabricación estadounidense, aseguran una desinfección «en un rango de 99,9%», dijo a la AFP Danilo Calderón, gerente del Hospital Quito Sur de la seguridad social, el primero de Ecuador en aplicar ese sistema de aseo.

Tienen la forma de cubos para la basura con ruedas, de 70 centímetros de alto por 50 de ancho. Al activarse, su núcleo, en forma de hongo, se eleva a casi dos metros para hacer la desinfección.

Una luz blanca, de rayos ultravioleta, es disparada de forma intermitente, como si se tratara del flash de una cámara fotográfica, para destruir bacterias y virus en un radio de hasta siete metros.

Así quedan estériles las distintas áreas de este sanatorio, que es parte de la treintena de hospitales del sistema público de Ecuador a cargo de la atención de los aquejados por la pandemia, que en el país deja más de 24 600 casos, incluidos casi 900 fallecidos.

Las autoridades también reportan por encima de 1300 muertos «probables» por el coronavirus, a los que no se realizaron pruebas de diagnóstico.

Trabajan sin horario

Los robots bautizados como «Panchito» y «El Boni» por el personal que gestiona su utilización llegaron antes de que la presencia de la epidemia fuera declarada en Ecuador, el 29 de febrero.

«Espejito» fue puesto en honor a Eugenio Espejo, el patrono de la medicina ecuatoriana. Los otros son los sobrenombres de médicos directivos del mismo hospital.

Los nombres los llevan estampados en la parte frontal y recorren todas las áreas de hospitalización como quirófanos, cuidados intensivos y emergencias.

Además, dejan el edificio para desinfectar en carpas montadas en los parqueaderos para el testeo de pacientes que presentan problemas respiratorios.

Antes de la pandemia ya mostraron su efectividad al «aumentar las horas quirúrgicas», expresó Calderón.
«Los quirófanos se desinfectan en apenas 10 o 15 minutos con los robots», cuando antes el proceso tardaba una hora y demoraba en habilitar el servicio, según el directivo.

El subdirector de Auditoría Médica del hospital, Marco Bonifaz, señaló que la robotización «es un plus, un complemento para después de realizar la desinfección manual».

Después de cada atención a una persona sospechosa de haber contraído COVIDd-19, los robots esterilizan el espacio y los equipos utilizados como la sala de tomografía, la más empleada para diagnosticar en la pandemia. (El Universo)

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