Universitarios de Portoviejo rescatan y difunden la oralidad de Manabí con cuentos

Son seis textos para niños que exponen parte de las tradiciones orales de la cultura montuvia manabita como los amorfinos, chigualos y relatos.

Estos escritos son parte de la colección de cuentos María Panchita, que se presentó en Portoviejo. Hace un año nació esta idea de los alumnos de la carrera de Educación Inicial de la Universidad Particular San Gregorio de Portoviejo.

Ellos se adentraron a la campiña manabita para buscar y transcribir relatos, chigualos y otros artes orales que ahora están en la colección.

En la búsqueda de información participaron nueve alumnos de la carrera de Educación Inicial. “Quisiera ser pajarito, con patitas de algodón, para volar a tu pecho y tocarte el corazón”, reza uno de los amorfinos que les dieron los adultos de zonas rurales manabitas.

María Panchita es una canción de la tradición oral manabita, recuperada años atrás. Y ahora es el personaje principal de cada uno de los seis textos.

“Nos dimos cuenta de que no hay cuentos infantiles dirigidos hacia nuestra cultura”, menciona Sornoza, oriunda de la parroquia Ayacucho. Ella colaboró en el cuento titulado María Panchita cocina con su abuela. Ahí describió platos típicos de esta localidad del cantón Santa Ana. Uno de estos, la tonga de gallina criolla.

Tanya Zambrano, docente de la carrera de Educación Inicial y responsable del proyecto, detalla que los otros cinco cuentos son: María Panchita visita a sus abuelos, María Panchita, amorfinera, María Panchita y su sombrero de paja toquilla, María Panchita y la fiesta de los chigualos y María Panchita conoce a su amigo el armadillo.

Estos textos se distribuirán primero a planteles de Portoviejo. Para la presentación de los seis cuentos, el miércoles 5, se recreó el ambiente de la ruralidad manabita.

Ahí se expuso el diálogo entre dos abuelos que recibían a María Panchita, personificada por la niña Dania Mendoza Zambrano. Ella narró amorfinos, que cautivaron a los asistentes, en el teatro de la U. San Gregorio de Portoviejo.

“Soy montuvia amorfinera, manabita bien valiente, criada con salprieta y rebajada con aguardiente. Soy chiquita, sí señores, blanquita como el algodón, tengo el alma bien montuvia y amorfino en el corazón”, exclamó Mendoza.

Apuesta a la identidad

Escritores y catedráticos locales como Primavera Velásquez creen vital el rescate de las tradiciones de cada localidad y del país. “La identidad cultural es una identidad social que se va construyendo, poco a poco, desde que son niños, se va construyendo por las experiencias”, comenta. (Neptalí Palma/El Universo)

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