La madrugada del 17 de febrero trajo consigo una tragedia que marcará para siempre el corazón de los habitantes del Barrio Fátima, en el cantón Portoviejo, provincia de Manabí. A las 1:00 de la mañana, un devastador deslave sepultó la casa de una familia, llevándose con ella la vida de cuatro seres humanos. La vivienda, ubicada en la calle San Agustín, quedó completamente destruida por los escombros provocados por las fuertes lluvias que azotaron la región durante la noche.
Kathy Marcillo, su esposo Willian Vinces, y sus dos hijos, una niña de 4 años y una bebé de tan solo seis meses, quedaron atrapados bajo tierra y rocas. La familia, que compartía una sola habitación en su hogar, nunca imaginó que la tragedia golpearía tan de cerca.
El sonido del deslizamiento de tierra fue oído por los vecinos, quienes rápidamente corrieron al lugar, pero ya era demasiado tarde. Los escombros cubrían la vivienda por completo. Los bomberos, alertados por la emergencia, llegaron al sitio con rapidez, pero aún así la tarea que tenían por delante era abrumadora. El rescate de los cuerpos, que se extendió durante varias horas, estuvo lleno de angustia, dolor y desesperación. Algunos bomberos, con lágrimas en los ojos, luchaban por hacer lo imposible mientras cavaban, sin saber si encontrarían a alguien con vida o si tendrían que afrontar la devastadora realidad.
«La situación era desesperante. Todos estábamos esperanzados, pero sabíamos lo difícil que sería», expresó uno de los bomberos que participó en la operación. «El llanto de los vecinos y la tristeza de la comunidad se sentían en cada rincón, y aún cuando encontramos los cuerpos, el dolor no se podía ocultar.»
Los vecinos, quienes conocían a la familia, se mostraron devastados. Muchos de ellos compartieron que Kathy y Willian eran personas amables, siempre dispuestas a ayudar y con un amor inmenso por sus hijos. La noticia de la tragedia corrió rápidamente por el barrio, dejando a todos con el corazón roto.
«Es un golpe muy fuerte para todos. No podemos creer que algo así haya sucedido. La familia era querida por todos aquí», comentó entre lágrimas una vecina, quien prefería mantener su anonimato por respeto a los afectados.
En estos momentos de dolor, la comunidad de Barrio Fátima se une en solidaridad con los familiares y amigos de la familia Vinces Marcillo. Las autoridades locales han ofrecido su apoyo, y se han comprometido a brindar la ayuda necesaria para enfrentar esta lamentable pérdida. Sin embargo, el dolor es inconmensurable, y el recuerdo de esta tragedia quedará marcado en el alma de todos aquellos que vivieron de cerca el angustioso rescate.
La lluvia que cayó durante la noche, sin previo aviso, transformó lo que sería una tranquila madrugada en una pesadilla, dejando un vacío imposible de llenar. Mientras tanto, los bomberos continúan con las labores de remoción de escombros y la comunidad se prepara para darle el último adiós a una familia que ya no estará más entre ellos.