Ecuador vivió la masacre carcelaria más sangrienta de su historia y la quinta de la región. La Penitenciaría del Litoral, ubicada en Guayaquil, la segunda ciudad más poblada del Ecuador, fue el lugar donde una vez más hubo una intensa jornada de violencia. El saldo de los amotinamientos dejó 116 presos asesinados y por lo menos a 50 reclusos heridos.
El drama se vive tanto dentro como fuera de la Penitenciaría. Centenares de policías e incluso tanquetas militares han ingresado a la cárcel para intentar retomar el control. Al mismo tiempo, las ambulancias y vehículos de medicina legal desfilan por el ingreso de la prisión, sacando cuerpos sin vida y trasladando a heridos al hospital. En las afueras de la cárcel, cientos de madres, padres, esposas y otros familiares esperan información para saber si sus parientes están con vida. Lo mismo sucede en los exteriores de la morgue donde los padres de cientos de reclusos buscan conocer el destino de sus hijos. Hay padres que en este episodio violento han perdido a varios de sus hijos.
La nueva masacre en la Penitenciaría es un evento más de la crisis carcelaria que vive Ecuador. Solo en el 2021, la violencia en las cárceles ha dejado más de 200 muertos, de acuerdo a la información oficial. Las autoridades fiscales insisten en que hay una pugna de poder para liderar las prisiones, sin embargo, algunos expertos e incluso el Sistema de Atención Integral, institución encargada de las cárceles, coinciden en que hay una “guerra narco” en el país. Las megabandas estarían detrás de los actos atroces que se han vivido en las prisiones.
El portal de periodismo de investigación Código Vidrio reveló un informe de la Coordinación de Seguridad Penitenciaría de la Policía. El documento, según publica el medio, indica que más de 25.000 presos del país pertenecen a alguna banda criminal. Esta cifra equivale al 64 % de personas detenidas en las prisiones. Dos bandas son las que agrupan la mayor cantidad de miembros. El número de presos que conforman bandas criminales equivale al número de integrantes que suele tener un ejército. En Ecuador la cifra difiere por menos de la mitad. Las Fuerzas Armadas del Ecuador tienen más de 34.000 efectivos, apenas 10.000 más que los prisioneros que pertenecen a las bandas.
Los Choneros
Los Choneros, una de las pandillas más antiguas del Ecuador y que actúa desde los 90, tienen 12.000 miembros. Sus integrantes están en las cárceles de las provincias Cotopaxi, Santo Domingo, Manabí y Guayas, esta última es donde se suscitaron los sangrientos hechos de esta semana.
Según de Insight Crime, en un inicio, las autoridades asociaron a Los Choneros como “brazo armado de un cartel narco colombiano, con control sobre las rutas de tráfico marítimas por el Pacífico hacia México y Estados Unidos”. Sin embargo, desde 2011, cuando las principales cabezas de la banda fueron detenidos, Los Choneros mutaron.
Es así que Los Choneros se han convertido en una de las bandas carcelarias más violentas del país. “Este cambio de dinámica también reorientó el interés del grupo del narcotráfico internacional al microtráfico, el sicariato, la extorsión y el contrabando”, explica el portal especializado en seguridad.
Durante el gobierno del expresidente ecuatoriano, Lenín Moreno, las autoridades usaron como estrategia, para retomar el control carcelario, el traslado de los principales cabecillas de la banda a otras cárceles del país. La acción, en lugar de devolver el control del sistema penitenciario al Estado, permitió que Los Choneros se expandan como pandilla carcelaria y para que en las prisiones se creen subgrupos leales a ellos.
Sin embargo, según recoge Insight Crime, cuatro antiguas subestructuras de Los Choneros: Los Chone Killers, Los Lobos, Los Pipos y Los Tiguerones, coordinaron los ataques en contra de los cabecillas de Los Choneros. Esto porque la banda se fragmentó luego del asesinato de alias Rasquiña, su líder.
Las investigaciones recientes asocian a la banda de los Choneros con el cartel de Sinaloa de México. De ahí que la pugna de esta pandilla se da contra los miembros del grupo criminal Nueva Generación, que responde al cartel de Jalisco Nueva Generación.
Los Lobos
En número de integrantes, Los Lobos son la segunda megabanda más grande del Ecuador. Se estima que 8.000 prisioneros se adhieren a la pandilla.
Los Lobos (8.000) con Los Pipos, Los Chone Killers (900 miembros) y Los Tiguerones (1.200 miembros), se agruparon bajo el nombre de Nueva Generación. Ellos disputan con Los Choneros el control de las rutas por donde el narcotráfico envía droga, especialmente cocaína, a Estados Unidos y países de Europa.
Los miembros de Los Lobos están en las cárceles de las provincias de Cotopaxi, Tungurahua, Santo Domingo, Guayas, Chimborazo, Azuay y El Oro.
Arturo Torres, periodista especializado en seguridad y fundador del portal Código Vidrio, explicó a Infobae que Jalisco Nueva Generación “es un cartel extremadamente violento y la gente que trabaja con ellos desde las prisiones y fuera de las prisiones están ejerciendo este tipo de simbolismo de crueldad”.
Las pandillas contra el Estado
Aunque las autoridades aseguran que los amotinamientos responden a una pugna por controlar las cárceles, las evidencias demuestran que la persecución es por las rutas millonarias del narcotráfico.
Los cargamentos de cocaína y heroína, provenientes de Colombia y Perú, según el Informe de la Estrategia Internacional de Control de Estupefacientes elaborado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, “se trafican por tierra a través de porosas fronteras y a través de rutas marítimas”. Las autoridades estiman que el 70% sale del país a través de puertos desde Guayaquil. La droga se escondería en contenedores. El mismo informe asegura que el Ecuador no es un país productor de drogas ilícitas pero sí es una ruta importante para la distribución de droga que se envía hacia Estados Unidos y Europa.
Torres señaló que las megabandas “tienen un gran poder económico y una gran penetración entre los funcionarios del sistema penitenciario a través de corrupción y pago de coimas”. Esta sería una de las causas por las que el Estado ha perdido el control de las prisiones.
Otra de las causas sería la falta de guías penitenciarios. “Es imposible que 1.500 guías controlen a 40.000 presos”, resaltó Torres. En la provincia del Guayas, donde está ubicada la Penitenciaría del Litoral, hay un promedio de un agente por cada 240 presos.
El hacinamiento es otra de las razones. Las cárceles del país tienen capacidad para 30.000 presos, sin embargo, el porcentaje de hacinamiento este año bordea el 30 %. Torres indicó que esto es producto de que, durante el gobierno del expresidente Rafael Correa, se agregaron 70 delitos penados por cárcel, entre ellos el microtráfico de drogas: “más o menos del 40 a 50% de detenidos de los 40.000 detenidos son pequeños microtraficantes”, aseguró Torres. Esto último ha convertido a las cárceles, en palabras de Torres, en “bodegas humanas”.
El presidente Guillermo Lasso ha declarado el estado de excepción para el sistema carcelario del país y se ha comprometido a movilizar alrededor de USD 75 millones para generar un cambio integral en las cárceles, USD 25 millones serán destinados para la Penitenciaría del Litoral. (Tomado de: Infofabe)