Por: Samantha Jijón Gagliardo.
Tengo presente un recuerdo de un día que nuestros padres nos llevaron al parque Histórico de Guayaquil, cuando todavía éramos niños. Todos los que hemos visitado el lugar además de aprender de algunos animales de nuestro país Ecuador que están en la parte del zoológico, llega el momento dónde visitas la casa de campo y mencionan algunos cultivos de la costa ecuatoriana, como el plátano verde que es tan importante es nuestra gastronomía.
Recuerdo lo que mi papá me dijo cuando mencionaron el Cacao: «¡Pruébalo es el mejor del mundo!» El sabor profundo al probar la pepa del Cacao fue impresionante, el sabor con el fino aroma de nuestra identidad quedó grabado en mi memoria.
Hablar de chocolate en Ecuador es tan natural como tomar chocolate con unos sanduches calientes (o como lo llamaban antes: los aplanchados) un domingo por la noche con la familia. Me hubiera gustado estar en la época cuando en las calles mi ciudad Guayaquil ponían a secar el cacao, era tan normal para la gente ver uno de los primeros procesos para hacer chocolate.
Si nos vamos un poco a la parte histórica de nuestro cacao, en unos de los cantones que más lo producen, por ejemplo ¿por qué a Vinces se lo conoce como ‘París Chiquito’? y es que el nombre viene por los ‘Gran Cacao’ los hacendados de aquella época que viajaban a París con sus familias ya que las posibilidades económicas por la fuerte exportación de Cacao les permitían traer no solo la mejor ropa sino también cosas que las comenzaban a implementar en sus casas trayendo también costumbres culinarias y culturales.
Nuestro Cacao Nacional Fino de Aroma también adopto el nombre de «Pepa de Oro» por el alto precio que se pagaba una vez que se sabía que el producto era ecuatoriano. Es un privilegio que nuestro cacao sea un producto con denominación de origen «Cacao Arriba», es algo importantísimo que eleva mucho más la calidad y la excelencia de todo el trabajo que hay detrás
Hay tantas formas de consumir chocolate: en bebidas, bombones, tortas, platos salados, la tradición de disfrutar del chocolate caliente con pan de pascua después de la cena navideña; el chocolate está para todos los gustos y con pocas excusas para no consumirlo en cualquier momento.
El chocolate ecuatoriano de calidad, no solo es por tener un gran cacao, sino por el esfuerzo que hay detrás, desde los productores que lo trabajan y lo cuidan con amor, sin olvidar el inmenso agradecimiento que le tienen a la naturaleza.
Desde mi punto de vista, todavía hay mucho por explotar con nuestro chocolate. Debemos comprender que no tenemos que copiar a nadie para poder avanzar, pero sí tener mucha humildad para aprender a realizar las cosas bien, la creatividad y las ganas que nos caracterizan harán el resto.
Sentir orgullo como ecuatorianos por la calidad de nuestro chocolate, nos debe llevar a conocer más, apoyar los nuevos emprendimientos, consumir las marcas nacionales, muchas de ellas reconocidas a nivel mundial que han dejado a Ecuador no solo como un gran país cacaotero sino también chocolatero.