La nueva presidenta de la Asamblea Nacional (Parlamento) de Ecuador, Elizabeth Cabezas, consideró hoy en su discurso de investidura que el país «necesita avanzar» y «recuperar la fe, la esperanza y el optimismo», para elevar la confianza del pueblo en la clase política.
Tras una votación en el pleno del Legislativo y después de que su antecesor en el cargo, José Serrano, fuera destituido el viernes a raíz de una grabación en la que supuestamente conspiraba contra el fiscal general, Cabezas, de 54 años y oriunda de Riobamba, juró hoy su cargo como nueva presidenta del Parlamento ecuatoriano.
«Nuestro país enfrenta momentos duros y difíciles, son momentos de incertidumbre política, de preocupación social y económica, incluso se puede advertir en el horizonte una serie de amenazas (…). Ante este escenario peligroso y dañino el Ecuador necesita avanzar», aseguró.
Legisladora del bloque oficialista Alianza País (AP) por la provincia de Pichincha, recalcó que el país «necesita recuperar la fe, la esperanza, el optimismo que nos robaron, reconocerse en sus valores y seguir adelante en su derrotero histórico».
Abogó por «profundizar la senda del diálogo» y consideró un «deber ineludible de la clase política ponerse a la altura de las circunstancias».
Cabezas no eludió las circunstancias en las que asume la función, que se producen tras las comparecencias el pasado viernes del anterior presidente del Parlamento, Serrano, y del fiscal general del Estado, Carlos Baca.
En ellas dieron explicaciones sobre una grabación difundida por el propio fiscal en la que supuestamente Serrano conspiraba para «bajarle» o deshacerse de Baca.
«En este contexto, y no en otros, asumo hoy como presidenta de la Asamblea Nacional. Son tareas sumamente delicadas y difíciles, dado el entorno y las circunstancias en que ha ocurrido mi nombramiento», reconoció Cabezas.
No obstante, aseguró: «no hay vuelta atrás, creo que expreso el sentir de todos los que están aquí presentes cuando digo que no podemos forzar más la paciencia del pueblo ecuatoriano. Nos debemos al pueblo».
Entre los grandes temas que afronta el país enumeró el del empleo, la seguridad, educación, reactivación y crecimiento económico, derechos de las mujeres y menores, participación ciudadana y fortalecimiento de la institucionalidad democrática.
«La patria nos reclama que actuemos con eficiencia, que construyamos los puentes necesarios para avanzar en la construcción de consensos de acuerdo a la voluntad popular expresada el 4 de febrero», manifestó al referirse a la consulta popular impulsada por el presidente Lenín Moreno, de la que fue una de sus primeras defensoras en su bloque parlamentario.
Dijo asumir «un nuevo desafío al más alto nivel político, eso es un reto inmenso y complejo que requiere de muchos esfuerzos y no pocos talentos» y apeló al mismo tiempo a la «sensibilidad y a la visión del país» de la clase política ecuatoriana para «sacar adelante a este lindo Ecuador».
Concluyó llamando a la unidad al afirmar que «es hora de sumar y no de restar, es el momento de multiplicar y no dividir» y vaticinó que «el país valorará en alto grado este giro en nuestra historia política más reciente». EFE