Uno de los objetivos de la billetera móvil, el proyecto que anteriormente era manejado por el Banco Central del Ecuador (BCE) y era conocido como dinero electrónico, es bancarizar a ecuatorianos. Es decir, que personas que no tienen acceso a un banco o entidad financiera pueda usar sus servicios.
Con las tarifas definidas, el servicio de billetera móvil, cuyo nombre comercial será BIMO, está a puertas de entrar a funcionar y los costos definidos por el Gobierno comienzan a ser cuestionados.
El viernes 16 de agosto pasado, la Junta de Política y Regulación Monetaria y Financiera, publicó que la resolución que determina que el costo de las transacciones, para el que envía, será $ 0,09 y para descargar el dinero en cajeros automáticos será $ 0,45.
Los valores han causado reacciones. El fin de semana, a través de Twitter, fue el escenario de debate. Alberto Acosta Burneo, editor de Análisis Semanal, sostuvo que es ilógico que los retiros de dinero en efectivo de la billetera móvil sean caros para que usuarios no transformen su dinero en efectivo. La realidad será que el público no depositará en billetera móvil y seguirá prefiriendo efectivo.
Ante el comentario de Acosta Burneo, el delegado del Ejecutivo a la Junta de Política y Regulación Monetaria y Financiera, Marcos López, contestó que “si no están bien las tarifas modificaremos”. Y añadió que se debería aclarar que la billetera no es obligatoria.
Para Sonia Zurita, profesora de Banca de la Escuela Politécnica del Litoral (Espol), asegura que el éxito del proyecto estará en que los establecimientos comerciales también se sumen a la iniciativa para consumir a través de Bimo. (Expreso)