En Guayaquil los cadáveres no solo aparecen en las veredas, también ‘desaparecen’. Ese es el caso de Margarita Díaz Razo, cuyo único consuelo en medio del dolor por el fallecimiento de su madre, Enriqueta Josefina Razo Cabeza, es encontrar su cuerpo y darle sepultura.
Doña Enriqueta, de 84 años, murió el pasado 25 de marzo, en una clínica del norte de la ciudad. Ese mismo día, su cuerpo fue retirado en el vehículo de Medicina Legal y llevado hasta la morgue de otra casa de salud, en el sur, aseguró Margarita este Diario.
Sin embargo, los restos de la adulta mayor tienen siete días desaparecidos. Sus familiares la buscan desesperadamente para poder enterrarla.
“Mi hermano siguió al carro donde trasladaban el cadáver de mi madre y vio cuando lo entraron al Hospital del Guasmo sur. Nos hemos acercado a esa casa asistencial pidiendo información, pero no nos dan repuesta, no sabemos qué pasó con el cuerpo de mi mamá”, expresó con desesperación.
Margarita, quien es la segunda de los ocho hijos de la fallecida, recordó que el 23 de marzo su progenitora comenzó a sentir problemas en su salud. “Estuvo decaída, tenía síntomas de gripe, la llevamos a la clínica privada y allí los médicos nos dijeron que tenía neumonía, no se pudo recuperar. Su muerte nos tiene devastados, porque a pesar de su edad era una mujer sana, fuerte y alegre”, comentó.
La octogenaria, quien era oriunda del cantón Baños, provincia de Tungurahua, permaneció dos días internada y sus hijos, con la esperanza de salvarle la vida se endeudaron para poder costear los gastos médicos de la clínica.
Jhonny Ciurliza, yerno de la difunta, contó que a las 18:00 del 25 de marzo pasado, llamaron por teléfono a su cuñada para comunicarle que doña Enriqueta había fallecido.
“Por la emergencia sanitaria que vivimos no sabíamos qué hacer, entonces llamamos al 911 para seguir los protocolos de ley. Ahora creemos que ese fue el peor error, desde ahí comenzó nuestra odisea por recuperar su cuerpo, quizás lo más lógico era que nosotros retiremos el cadáver de la clínica”, mencionó Jhonny.
Margarita manifestó que el único alivio de sus hermanos, hijos y sobrinos es poder sepultarla, ya que son conscientes de que no podrán velarla.
“Todos estamos mal por esta situación, ya no tengo lágrimas, he llorado tanto por el dolor de su partida, me siento desesperada porque no aparece su cadáver”, agregó.
Doña Enriqueta enviudó a los 36 años y no volvió a comprometerse, porque se dedicó a la crianza de sus hijos.
“Ella nos dio los mejores momentos, sus mejores años y ahora nosotros queremos retribuirle dándole un entierro digno y que cuando pase esta tragedia sanitaria tengamos un lugar para visitarla”, dijo con tristeza Margarita.
Cuerpo ‘apareció’ más de 24 horas después
Una situación similar a la de Margarita y su familia la vivieron el guayaquileño Fabio Alvarado y sus parientes, luego de que uno de sus seres queridos falleciera, en la misma clínica donde murió Enriqueta.
El cadáver estuvo extraviado por más de 24 horas y nadie les daba respuesta de dónde lo habían llevado.
“Finalmente apareció el cuerpo de mi abuela, no sabemos si vamos a tomar acciones legales en contra de la clínica. Por ahora estamos sobrellevando el dolor por su muerte”, sostuvo Alvarado. (Extra)