Yahir asegura que nunca fueron víctimas de un atentado o hecho violento en su natal Manabí, pero su salario se redujo a cien dólares a la semana, dinero que no alcanzaba para ayudar a sus padres quienes también trabajan en Ecuador.“La situación está terrible, está complicada, hay trabajo, pero está complicado, muy peligroso. Es las vacunas a todos los negocios les está pegando, hay lugares que bien cobran y otros que no”.Yahir relata que la violencia se agudizó hace aproximadamente seis o siete meses en Ecuador, con la llegada de nuevos grupos de la delincuencia organizada. Aunque no está seguro, pero en su provincia corrió el rumor que se trataban de carteles mexicanos.
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