Veintinueve años y cuatro meses de privación de libertad es la pena agravada impuesta a Omar Alex A. G., sentenciado como autor del delito de violación.
La defensa del procesado no logró desvirtuar la teoría del caso ni las pruebas testimoniales y documentales presentadas por la fiscal especializada en Violencia de Género, Silvana Garrido Pazmiño.
La tarde del 22 de enero de 2020, el Tribunal de Garantías Penales de Quitumbe anuncio su unánime resolución, luego de haber analizado la reproducción del testimonio anticipado de la víctima, de haber escuchado las intervenciones de los peritos médico-legal, psicológico y de entorno social; además de los testimonios de testigos que presentó la defensa del procesado.
Entre 2014 y 2015, la familia a la que pertenecían la adolescente y el agresor vivían en una casa que se dividía por habitaciones. Todos compartían un solo cuarto de baño.
Omar Alex A. G., en ese entonces de 35 años, cometió el delito de violación en cuatro ocasiones, en su sobrina de 13 años, cuando sus padres salían a trabajar.
En cada ataque sexual, Omar Alex utilizaba violencia, amenazas y estrategias manipuladoras, como el que nadie le va a creer si lo delataba, porque él es evangélico, o que se “deje hacer” porque él no puede tener hijos. Intentó también comprar su silencio: en una ocasión le arrojó veinte dólares a la cara, en otra le botó un fajo de billetes.
Cuando la adolescente rompió el silencio, su madre denunció al agresor. En el juicio, la esposa y las hermanas de Omar Alex dijeron que los hechos son mentira y que es un buen hombre. Sin embargo, la víctima –ya mayor de edad– se mantuvo en su testimonio que coincide con la información entregada a la psicóloga, trabajadora social, además de lo relatado al médico legal, en el momento de la valoración.
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